Tras un estudio llevado a cabo en el año 2008, los doctores Peter Gibson y Susan Shepherd de la Universidad de Monash en Melbourne, crearon una dieta que mejoraba considerablemente la calidad de vida de los pacientes que padecían el síndrome del intestino irritable.

La llamaron la dieta FODMAP, cuyo acrónimo hace referencia a una serie de compuestos que forman parte de diferentes alimentos ricos en hidratos de carbono fermentables de cadena corta: oligosacáridos, disacáridos y polioles fermentables entre los que se incluyen: fructanos e inulina, galacto-oligosacáridos, fructosa, polioles (manitol, sorbitol, xilitol, maltitol, entre otros). 

La dieta elimina en un principio estos alimentos para irlos reintroduciendo poco a poco, porque las moléculas que los contienen pueden ser difíciles de absorber en el intestino delgado de algunas personas. Cuando esto se produce, llegan al intestino grueso donde se fermentan y pueden causar estos síntomas tan molestos.

Dolor de estómago

Dolor de estómago

Desde entonces, el uso de esta dieta se ha extendido y no solo entre las personas que sufren el síndrome del intestino irritable. Entre otras cosas, porque cada vez hay más personas que sufren de forma regular problemas en su aparato digestivo y cuando ingieren alimentos desarrollan flatulencia, hinchazón, dolor abdominal, estreñimiento o diarrea…

La dieta se prescribe en determinadas circunstancias para tratar estos síntomas. Por ejemplo, suele ser también muy útil para las personas que sufren colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Otra de las causas más frecuentes por la que se prescribe este tipo de alimentación es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Es un trastorno por el que se produce un crecimiento exagerado de las bacterias en esta zona del intestino.

Además de las patologías anteriores, puede deberse a una enfermedad inflamatoria intestinal de origen autoinmune, una fístula enterocolítica, una baja producción de ácido por parte del estómago que provoca una alteración del pH a lo largo del tubo digestivo, una gastritis continuada, el uso de fármacos como el omeprazol o los antibióticos, la cirrosis hepática o el síndrome del intestino irritable. Las personas que lo sufren presentan de forma continua diarreas o estreñimiento, exceso de gases, distensión abdominal, intolerancias alimentarias, halitosis, dolores articulares, cansancio, problemas cutáneos y confusión mental.

Patatas

Patatas

Los alimentos que se pueden incluir en la dieta porque tienen un contenido bajo en FODMAP son los siguientes, grosso modo: los cereales sin gluten (como el arroz); las verduras (pepino, zanahoria, patata, boniato, calabaza, aceitunas, pimiento rojo, tomate);  las frutas (melón, plátano maduro, limón, mandarina, uva, fresa, frambuesa); los lácteos sin lactosa y los quesos duros; las carnes y los pescados; los huevos y las bebidas vegetales. Pero para conocer más al respecto se puede obtener más información en la web de la propia universidad.