El presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, celebra la decisión de restringir las normas sociales pero considera que se llega en un momento muy complicado. Durante dos meses, se ha estancado en los mil casos diarios hasta que, en los últimos días, las cifras se han llegado a disparar hasta fregar los 3.000.

Padrós pide "aprender la lección" y añade: "Si se hacen recomendaciones y normas muy básicas, hagámoslas cumplir. He echado de menos sanciones ejemplares que hubieran sido pedagógicas y hubieran reforzado la seriedad de las normas y el auctoritas de quien las dictaba. Ahora hemos llegado tarde".

Mensaje muy crítico de Padrós que pide ser más contundente de forma legislativa cabe en aquellos que no cumplan con las normas contra la Covid-19: uso de la mascarilla, distancia social e higiene. Hasta ahora, las sanciones o la capacidad de respuesta a las calles ha estado muy laxa.

Advertencias que son papel mojado

Padrós ha lamentado que los avisos no han servido por nada: "Hace muchos días que algunos venimos advirtiendo que había demasiado inobservancia en el mantenimiento de distancias y uso de mascarilla que ha hecho inevitable que haya aumentado la transmisión".

A modo de ejemplo, el Gobierno propuso multar con hasta 100 euros a todos aquellos ciudadanos que no lleven mascarilla. Dentro del Decreto Ley de la llamada "nueva normalidad", se establece que quien no cumpla la obligatoriedad de llevar mascarilla recibirá una multa de hasta 100 euros que será considerada una infracción leve. El otro aspecto es que se han emitido muchas multas pero todavía se acaban de tramitar.

En la línea de la contundencia contra las infracciones, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, promovió en la última rueda de prensa que la ciudadanía avisara a los cuerpos de seguridad si alguien infringía las normas. Por ejemplo si se detectan reuniones de personas que no conviven. Estas declaraciones, posteriormente, las matizó por el revuelo mediático que provocó.