La glándula del timo es un órgano de nuestro cuerpo situado en los pulmones, donde maduran las células T. Tiene forma de pirámide y su nombre proviene del griego thymos, que se puede traducir como corazón o alma. Se incluye dentro de nuestro sistema inmunitario y cuenta con una peculiaridad. Después de la adolescencia comienza a ser menos activa y disminuye de tamaño progresivamente.
Esto afecta el tamaño de las poblaciones de células inmunes relacionadas con ella, transformando los mecanismos biológicos a partir de los 60 años. Un equipo de expertos de la Universidad de California y la Escuela de Salud Pública de Los Ángeles se embarcó en el proyecto de restaurar la función en el timo de una persona anciana.
Los resultados se han publicado recientemente en la revista Aging Cell, y concluyen que “la involución del timo conduce al agotamiento de las poblaciones críticas de células inmunes y está relacionada con aumentos en la incidencia de cáncer, procesos infecciosos, afecciones autoinmunes, inflamación generalizada, arteroesclerosis y mortalidad por cualquier causa debida a la edad avanzada”.
La investigación
Los investigadores decidieron llevar a cabo el primer ensayo clínico de este tipo con el timo, trabajo al que han denominado TRIIM (Thymus Regeneration, Immunorestoration, and Insulin Mitigation). El estudio se llevó a cabo entre 2015 y 2017 y se descubrió que era posible restaurar la función de este órgano y reducir el riesgo de afecciones y enfermedades relacionadas con la edad debidas a una deficiente del sistema inmunitario.
También se comprobó que la combinación de medicamentos que se usaban para restaurar la glándula del timo habían revertido otros aspectos relacionados con envejecimiento biológico, o lo que es lo mismo, el envejecimiento de sus mecanismos biológicos –que se llevan a cabo en las células y determinan el buen funcionamiento del organismo humano– que se miden por unos marcadores que indican cómo los cambios celulares afectan a los genes.
Estos medicamentos eran la hormona de crecimiento humano recombinante, la hormona esteroidea deshidroepiandrosterona (DHEA) y la metformina, un medicamento que ayuda a aumentar la sensibilidad a la insulina. La combinación de los tres restauraron el funcionamiento del timo y mejoraron los mecanismos biológicos de los participantes.
Son resultados prometedores aunque, como siempre, los expertos quieren mostrase cautos, porque el ensayo clínico es producto de una muestra aún pequeña. Pero sin duda es un camino por el que seguir investigando en todo lo que se refiere al antienvejecimiento que, unido a más información de la que disponemos hoy en día como la importancia de la alimentación o el ejercicio, pueden hacernos llegar a una vejez mucho más saludable con el objetivo de disfrutar mejor de esos años. Con el aumento de la esperanza de vida, este es sin duda el gran reto para el futuro, que esos años de más lleven aparejado una mejor calidad.