Alrededor del 20% de la población sufre en algún momento de sus vidas eccemas, una patología que causa inflamación en la piel que produce prurito y enrojecimiento. Existen varios tipos diferentes tipos, entre ellos el atópico, la dermatitis de contacto y el discoide. No son contagiosos, pero sí muy molestos para las personas que los sufren y, en ocasiones, también antiestéticos.

La dermatitis atópica es la forma más común de eccema. Los síntomas a menudo se presentan en la infancia y pueden ser leves a severos. Causa ronchas en la piel que producen picazón, enrojecimiento e inflamación, sobre todo en los pliegues de los codos y las rodillas, y en la cara, el cuello y las muñecas. Las personas con dermatitis atópica generalmente experimentan brotes, donde el eccema empeora por un tiempo. Los desencadenantes suelen ser la baja humedad, el clima frío y los cambios extremos de temperatura, así como los productos irritantes, como los detergentes, jabones, perfumes y fragancia,  ácaros del polvo, ciertos tejidos, como lana y sintéticos y los cambios hormonales.

Dermatitis Atópica

Los eccemas por dermatitis de contacto se producen tras una reacción en la piel a ciertas sustancias. Se puede manifestar por piel seca, roja y con picazón, y calor y urticaria, un tipo de erupción que consiste en pequeñas protuberancias rojas. Puede ser irritante, que se produce después de una exposición repetida a una sustancia que irrita la piel, como los ácidos de los suavizantes, detergentes, disolventes o tintes para el cabello. Por otro lado, la alérgica ocurre cuando el sistema inmunitario de una persona reacciona a una sustancia particular, conocida como alérgeno. Algunos alérgenos comunes son el pegamento, los adhesivos, el látex, el caucho y algunos medicamentos, como los antibióticos tópicos y orales.

El eccema discoide se reconoce porque forma una especie de parches en la piel con picazón, rojeces, grietas e hinchazón en las piernas, el torso y los antebrazos. Los factores desencadenantes y factores de riesgo son la piel seca, las lesiones en la piel, como fricción o quemaduras, las picaduras de insectos o un flujo sanguíneo deficiente.

Manos bebé

Cuando se sufren eccemas hay que acudir al dermatólogo, porque hay que comprobar cuál es el origen y evitar una posible infección. Eso sí, hay que tener presente que no existe cura para ellos y el objetivo del tratamiento es controlar los síntomas y tratar de prevenir nuevos brotes. Estos son algunos consejos para prevenirlos.

>Utilizar diariamente hidratantes para mantener la piel hidratada y, en caso de sufrir un brote, poder reducir la picazón y las grietas. En casos más graves hay que utilizar cremas con corticoides.

>Usar jabones y detergentes suaves, evitando fragancias o perfumes.

>Procurar ducharse o bañarse con el agua templada y nunca demasiado caliente.

>Secar bien el cuerpo después de cada baño.

>No rascarse o frotarse el eccema, ya que se puede dañar la piel y aumentar la infección.

>Utilizar regularmente productos suaves y ricos en aceite para calmar los síntomas.

>Usar ropa fabricada con fibras naturales y evitar que sea demasiado ajustada. 

>Evitar el contacto con los desencadenantes o alérgenos específicos que puede provocar los brotes.