Aunque celebra el hecho de disponer finalmente de un plan por escrito del ejecutivo de Pedro Sánchez sobre el desconfinamiento del coronavirus, el Govern ha cargado contra la estructuración territorial que plantea a partir de las provincias y contra la calendarización que contempla. "Es una imprudencia decir que en julio entramos en una nueva normalidad", ha reprochado la consellera de Presidència, Meritxell Budó.

 

En la rueda de prensa diaria del Govern, Budó ha advertido que el calendario de Sánchez sitúa esta nueva normalidad en el inicio de las vacaciones lo cual puede provocar concentraciones en zonas de veraneo y a áreas donde la pandemia tiene menos incidencia, como sería el caso de Tarragona.

"No es un tema de calendario ni de hacer ninguna carrera", ha alertado la consellera de Salut, Alba Vergés, que ha tildado de osado adelantar fechas y basar el desconfinamiento en plazos.

El Govern reprocha también que el plan se ha hecho "sin tener en cuenta Catalunya y el resto de territorios" ni "la experiencia y el conocimiento de 37 años de gestión al frente de la sanidad pública". Budó ha responsabilizado al gobierno español de equivocarse al fijar la provincia como unidad básica de desconfinamiento.

"¿Qué tiene que ver, por ejemplo, la situación epidémica de Berga con la de Igualada o Barcelona ciudad? ¿Por qué motivo científico un ciudadano de Bellver de Cerdanya puede desplazarse hasta Lleida y no puede ir a Puigcerdà"?, se ha preguntado la consellera que ha insistido en la necesidad de trabajar a partir de áreas sanitarias y no de provincias diseñadas en 1.833 que no respondan ni a criterios sanitarios ni funcionales.

El ejecutivo catalán asegura que no está solo en esta queja y que hay otros territorios del Estado también reclaman "un desconfinamiento más racional, basado en unidades territoriales más adecuadas," entre las cuales ha citado las dos Castillas y el País Valencià.

El conseller de Interior, Miquel Buch, ha criticado falta de "concreción técnica" y saber cómo se utilizarán los indicadores, además de lamentar que la última palabra sobre el confinamiento la tenga el ministro de Sanidad. "Nos da la sensación que puede continuar la discrecionalidad por parte del ministerio. No entendemos que esta discrecionalidad se pueda mantener viva y activa", ha alertado.