El Ayuntamiento de Mediona disparó las señales de alarma hace una semana, después de constatar que el 50% de los internos en la residencia Novallar de este municipio estaban infectados por el coronavirus, además del 30% del personal del centro. El consistorio hizo público entonces un comunicado advirtiendo de la extrema emergencia de la situación y pidiendo al Govern que interviniera el centro.

Con el paso de los días, la alarma no ha hecho más que crecer. La concejala de Servicios Sociales del consistorio, Aina Llotje, señala con preocupación en declaraciones en ElNacional.cat que en quince días ya se han contabilizado una veintena de muertes en la residencia, e insiste en el llamamiento para que el Govern actúe con mayor apoyo.

La primera víctima se registró el 2 de abril. Esto activó la respuesta del Ayuntamiento, alertado por la situación que se vivía en geriátricos de municipios próximos. Al día siguiente se hicieron ocho test a residentes y los ocho salieron positivos. Una vez acabadas las pruebas se constató que 66 ancianos, el 50% de los ingresados, estaban infectados.

Se decidió aplicar un plan de choque con la desinfección del centro. El miércoles 8 el centro estaba desinfectado, sin embargo, desde el consistorio se detectó que se tardó todavía dos días en reordenar a los internos y separar a los infectados, con lo cual temen que puedan haber aparecido nuevos casos.

La concejala de Servicios Sociales advierte, además, la falta de personal y las deficiencias que durante un tiempo ha habido en el uso del material de protección. También reprocha que no se está informando bien a las familias, buena parte de las cuales sólo reciben información a través de mails, y que los pacientes hasta hace dos días no disponían del apoyo de un psicólogo para hacer frente al mes y medio de confinamiento que arrastran.

Llotje admite que se trata de una situación que se repite en muchos municipios, pero concluye con un dato: el centro, que tiene capacidad para 130 residentes, la semana pasada tenía 116 y hoy, 95.