La portavoz en funciones del Govern, Meritxell Budó, ha confirmado que en los próximos quince días se prevén cambios en las restricciones por coronavirus. ¿Lo más destacado? La reapertura de la restauración por las noches y, en consecuencia, retrasar el toque de queda hasta las 23h, una hora más que ahora. "Tal como nos apuntan los datos de la pandemia, con una tendencia a la baja, ya nos podríamos plantear la reapertura de la restauración por las noches", ha declarado en TVE.

Por otra parte, desde el Govern no se niega la necesidad, también económica, de aliviar las medidas: "Poder salir a cenar fuera es una de las medidas que se tienen que empezar a poner sobre la mesa. Hoy entra en vigor una resolución que se tiene que resolver en los próximos quince días". A pesar de todo, Budó reitera que no quiere entrar "en especulaciones" y todo el nuevo plan se acabaría configurando en las próximas dos semanas. Por eso, también acepta que se puede "plantear" el toque de queda ya que eso permitiría abrir la restauración. Ahora bien, cierra filas en cuanto al ocio nocturno: "No lo creo, ni aquí ni en ningún lugar de Europa".

 

Esta mirada lleva a no plantearse volver al confinamiento comarcal. La portavoz lo da por hecho "si no hay una bajada de golpe". La situación en los hospitales catalanes mejora día a día y ahora mismo es el indicador que más preocupa a las autoridades sanitarias. En un momento en que la curva de la Covid está claramente bajando, la importancia se centra ahora en rebajar la presión asistencial, que todavía acarrea los estragos de las últimas tres olas. Este domingo, la mejora de la Covid también se ha visto en los centros sanitarios, donde se siguen liberando camas. Los ingresos en las UCI han vuelto a bajar en seis personas y ahora son 425 los pacientes ingresados en las unidades de críticos. Los ingresos hospitalarios por Covid suben ligeramente, a 1.482, 56 más que el sábado, pero hay que tener en cuenta que durante el fin de semana no se dan altas y sólo se producen ingresos.

El papel de Torra

Coincidiendo con el aniversario de la pandemia, la publicación del libro del president Quim Torra Les hores greus. Dietari de Canonges, detalla el día a día de su confinamiento. El expresident del Govern relata la experiencia que vivió entre el 15 de marzo y el 30 de abril, recluido en la Casa dels Canonges, los primeros días de la pandemia, enfermo por coronavirus. Torra argumenta que no le llegaba toda la información posible y tuvo que conectarse a las reuniones del Procicat en modo oculto: "Me buscaba la vida para tener toda la información posible, porque no la tenía, y en algunas ocasiones yo entro y me conecto a las reuniones porque a mí siempre me ha gustado estar al lado de la gente que está trabajando".

En este sentido, Budó ha confirmado que eso era así porque "no es lo mismo escuchar directamente qué dicen que recibir las informaciones cuando la decisión ya está tomada". A pesar de todo, el hecho de que el president Torra se conectara en oculto no considera que fuera por una falta de confianza entre partidos: "Más que descoordinación, era desconocimiento de todo aquello a lo que nos enfrentábamos cuando se declaró la pandemia".

De hecho, en clave política, la portavoz ha matizado que el "pecado original de esta legislatura es la suspensión del president Torra en el Parlament, a partir de aquí se rompen las confianzas y son estas decisiones de forma unilateral las que no se pueden volver a repetir". Pero niega que el Govern viviera un "Vietnam diario" entre Junts y Esquerra, tal como el exdiputado de ERC, Joan Tardà, ha declarado recientemente por poner una metáfora a la última legislatura catalana.