El cierre de los bares y restaurantes ha disparado otra vez los botellones en medio de la calle. Sólo ayer la Guardia Urbana de Barcelona puso 75 denuncias por consumo de alcohol en la calle. Era la primera noche con las nuevas medidas contra la Covid.

El cierre ha trasladado parte de las actividades sociales de las terrazas de los bares, a las plazas. El dato de 75 denuncias es muy alto, porque responde a una sola noche y entre el 10 y el 16 de agosto -seis días- la Guardia Urbana puso 200.

Según la ordenanza de civismo, las sanciones para consumir alcohol en la calle son de entre 30 y 600 euros.

Los agentes de la policía local han reforzado la vigilancia con dos objetivos: inspeccionar locales para verificar que cumplen la nueva normativa del Govern catalán y hacer vigilancia preventiva en los espacios públicos.