La votación de las conclusiones de la Comisión del Proceso Constituyente en el Parlamento de Catalunya irrumpió en la investidura española, en medio de la celebración de la ronda de consultas del rey Felipe VI para encontrar candidato a presidente. Si durante la jornada del miércoles el líder del PDC, Francesc Homs, expresó al monarca su solidaridad y acuerdo con la votación, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha revelado que había observado en el monarca "preocupación" e "incomodidad" por la situación en Catalunya y las consecuencias que se puedan generar a partir de ahora.

Menos explícitos han sido los líderes de Ciudadanos, Albert Rivera, y el secretario general socialista, Pedro Sánchez, los cuales sólo han comentado sus impresiones. Una de las propuestas que le ha trasladado Rivera al monarca es la necesidad de que haya un ejecutivo constitucionalista que pueda garantizar la unidad de España, formado por Partido Popular, PSOE y C's. El político catalán le ha garantizado su "apoyo incondicional al Estado de Derecho, que tiene que hacer cumplir las leyes ante aquellos cargos públicos que se las saltan," sin comentar la respuesta del monarca.

La cuestión catalana no solamente preocuparía por sus consecuencias, sino que parece bloquear una de las alternativas al gobierno del PP y de Mariano Rajoy. Pablo Iglesias ha indicado que después de la votación en el Parlament, resultaba "más difícil" poder articular un gobierno con apoyos de los independentistas, socialistas y los podemitas. Este giro no es nuevo en el discurso de Iglesias, sino que la hostilidad hacia el PDC y el PNV se instaló en su discurso después de la votación en la Mesa del Congreso, donde estos habrían ayudado a C's y PP a garantizarse dos vicepresidencias.

Entonces Iglesias tildó de la élite "vasca y catalana" a aquellos que antes había considerado agentes del "gobierno del cambio". Eso también le complica la tarea a Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE ha esquivado la pregunta de El Nacional sobre si la constatación de Iglesias y su propio rechazo a la votación catalana comportaba que no había alternativa al ejecutivo de Rajoy y los populares.