Si finalmente el Tribunal Supremo inhabilita al President de la Generalitat, somos muchas las personas que tendremos que hacernos preguntas. Sus compañeros de gobierno, las formaciones políticas que dicen defender los Derechos Fundamentales y la población en su conjunto que considere que es demócrata. Porque, con todo lo que está cayendo, ¿puede una democracia sostener una inhabilitación por no retirar una pancarta mientras traga lo que traga con los Borbones, con el caso kitchen, con los GAL? Tanto cinismo terminará destrozando la democracia, por poca que fuera, que teníamos. Y nos lo dirán desde Europa, ese lugar tan lejano aún para nosotros.