El unionismo ha llenado este domingo el Paseo de Gracia de Barcelona, convocado por Sociedad Civil Catalana, pero no ha conseguido la exhibición que se había propuesto. No ha sido suficiente el empuje del Gobierno español y los partidos unionistas -incluido Vox, que había sido excluido por la organización pero se ha presentado en la concentración-. La Guardia Urbana ha cifrado en 80.000 a los asistentes, muy lejos de los 350.000 en que cuantificó la manifestación de SCC hace dos años. Desde el escenario se ha asegurado de que había 400.000 personas. Todo ello se produce al día siguiente del acto de protesta contra la sentencia del Supremo organizado por las organizaciones independentistas que, según la Guardia Urbana, había reunido a 350.000 personas.

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A pesar de la apuesta de los partidos unionistas, las formaciones políticas han quedado fuera de la primera línea de la cabecera, pero tanto los líderes del PP, Pablo Casado, como de Cs, Albert Rivera y Inés Arrimadas, y el concejal Manuel Valls se han esforzado para hacerse ver en la segunda fila.

Por el contrario el PSC ha evitado la foto conjunta con el resto de partidos. Los ministros José Luis Ábalos y Josep Borrell y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, han hecho el recorrido a distancia de la cabecera y han abandonado la marcha antes de llegar al escenario donde había una zona reservada a los representantes políticos.

La marcha, que ha transcurrido en medio de una jornada de sol espléndido, ha empezado en la calle Mallorca y tenía que bajar hasta la Gran Vía. Lo ha hecho con dificultades, porque la gente llenaba la parte central del paseo impidiendo el paso de la cabecera. Entre el público, muchas familias y gente joven, muchas banderas españolas, también de la Guardia Civil, de la CNP y de la Legión.

Los gritos de Puigdemont a prisión, Barcelona no se quema, Es un orgullo español, y los canto de yo soy español... y gritos a favor de la Guardia Civil y la CNP han sido constantes. También gritos a la prensa aquí la prensa no lleva casco con especiales gritos a TV3 que ha acabado recibiendo el lanzamiento de una botella de agua.

Cuando la cabecera ha conseguido llegar, no sin problemas, hasta el escenario a través de un pasillo entre la gente, se ha puesto en marcha el acto conducido por la periodista Anna Grau.

"¡President, ponga las urnas"!

El presidente de Sociedad Civil Catalana, Fernando Sánchez Costa, ha asegurado desde el escenario que hay una Catalunya invisible que se ha hecho ahora visible, y ha recogido el grito de la presidenta del Parlament Carme Forcadell para pedir a Torra: "¡President, ponga las urnas!".

Sánchez Costa ha apelado a poner fin a "la noche sin fin" y el "laberinto de sombras" que representa el procés. "Digamos basta a este rosario de promesas imposibles y después incumplidas. Ya no podemos más", ha proclamado.

Ha asegurado que el independentismo no ha conseguido ninguno de sus objetivos, y que el diálogo se tiene que hacer dentro del marco de la ley. Pero también ha enviado un mensaje a España: "No nos dejéis solos". A los partidos españoles les ha advertido que no aceptarán "vuelve a ser moneda de cambio", que no aceptarán un acuerdo entre las élites. "No permitiremos que nunca más se confunda Catalunya con los nacionalistas", ha advertido.

En términos similares se expresaba el manifiesto de SCC que se ha leído en el escenario en cuatro lenguas.

No se ha proyectado los vídeos previstos, de Josep Piqué, Joaquin Almunia o Jordi Cañas, pero sí se han mantenido las intervenciones de la escritora Núria Amat y Àlex Ramos. La presentadora ha aprovechado esta intervención para explicar que no es fácil conseguir la colaboración de escritores e intelectuales. "Son muchos años de miedo y aparente discurso único. Pero eso ya ha acabado", ha explicado.

El acto ha transcurrido sin incidentes, aunque durante los parlamentos alguien ha echado agua desde uno de los balcones del paseo de Gracia, lo cual ha provocado que los asistentes interrumpieran la intervención que se producía en aquel momento con gritos de "cobardes", que ha provocado cierto desconcierto en el escenario.

El acto ha acabado con la interpretación del Canto de la Bandera, el Himno a la Alegría y el el himno de España.