Una ucraniana ha aprendido la lengua catalana en solo 6 meses y ha participado en un certamen de lectura en este idioma, representando a su instituto de Guissona (La Segarra). La chica tomado parte del certamen Llegir en veu alta. "Hace 6 meses... 6! que llegó de Ucrania y aquí la tenéis, leyendo en catalán ante un auditorio de 300 personas, representando a su instituto de Guissona. Eso es Certamen en estado puro: motivación, estímulo, generosidad, conmover...", ha apuntado la organización en su perfil de Twitter.

Guissona es una de las localidades catalanas con más porcentaje de ucranianos. Tanto es así que muchos ya la llaman la "pequeña Ucrania en Catalunya". El padrón municipal se incrementó en más de 200 personas a raíz de la guerra en Ucrania, en una localidad que tiene menos de 10.000 habitantes. En esta población de la Segarra, uno de cada siete habitantes es de origen ucraniano, y puso la carne en el asador con la respuesta humanitaria. El municipio se movilizó para integrarlos y organizó clases de catalán gratuitas para facilitarles la adaptación al país. Las clases, inicialmente, se preveían para una veintena de personas, pero la respuesta de los refugiados fue contundente y la convocatoria se convirtió en un éxito: asistieron más de cincuenta personas, más del doble.

Algunos de los ucranianos y también los profesores explicaron en declaraciones en TV3, cómo lo veían, justo llegar los ucranianos a Catalunya. "Se les ha enseñado los días de la semana, los meses, los números por si necesitan hacer la compra o ir al médico", declaró entonces una profesora y voluntaria. Una de las refugiadas, Liudmyla Mohylevska, aseguró que "tenemos que aprender el idioma de este país porque lo respetamos mucho y queremos facilidades". Aryna Asylhaaieva, también refugiada, añadió: "Hoy por hoy vivimos aquí y respetamos el lugar y su gente, y se lo quiero mostrar aprendiendo su lengua y hablándoles en catalán".

El Ayuntamiento de Guissona se marcó unos "ritmos de trabajo" para gestionar la llegada constante de refugiados que huían de la guerra en Ucrania. En marzo del 2022 llegaron 21 que venían con un avión de 261 refugiados de la mano de Open Arms, entre otras organizaciones e instituciones. Al cabo de dos días se les empezó a empadronar. Uno de los objetivos principales era que los niños pudieran matricularse cuanto antes en las escuelas. El Ayuntamiento explicó que se estaba mirando que los niños tuvieran "referencias" en los centros educativos, fueran de familiares o de amigos, y a partir de aquí se les dirigía a una escuela o la otra. Si no había ningún referente, la comisión de escolarización del Departament d'Educació, hacía la asignación.