El informativo de TVE1 del mediodía del 1 de octubre de 2017, visto hoy, tiene toda la pinta de un ejercicio de control (des)informativo al que se le ven todas las costuras. Un telediario se planifica. Se toman decisiones sobre sus contenidos y formatos antes de salir al aire. Estas decisiones se pueden adivinar en la emisión. Repasar aquel Telediario revela el plan que había hecho TVE, la emisora pública española, para cubrir el 1-O. También permite advertir el tipo de información de que disponía la audiencia española sobre los hechos.

La emisión dura 51 minutos, de los que 25 se dedican al "referéndum ilegal", que es como siempre se le llama, de la misma manera que siempre se habla de "la vicepresidenta" pero se dice "Puigdemont".

Para hacértela corta, dos rasgos destacables. Por una parte, el sistemático contrapunto en off de cada información que se desvía del esquema "referéndum ilegal" / "los cuerpos de seguridad del Estado intervienen por inacción de los Mossos" / "intervención proporcional y mesurada" / "la culpa es de Puigdemont y sus socios". Así se va corrigiendo la realidad, de manera que todo lo que se emite —en directo o grabado— si no encaja en el esquema, se le encaja.

Otro rasgo es consecuencia del anterior. Son las disonancias entre el enfoque que previamente se ha decidido dar al Telediario y los hechos de los que informan los periodistas sobre el terreno. Estas discordancias son continuas y refuerzan el efecto de que en Madrid tenían un guión previo y un vocabulario establecido, y las periodistas en Catalunya hacen lo que pueden para adaptarse a uno y otro.

Imágenes censuradas

Todo se entrelaza en los mencionados 25 minutos. No se emite ninguna imagen de la violencia contra los votantes de los agentes de la policía española y de la Guardia Civil (CFSE). Tampoco de las entradas en formación de los antidisturbios en pequeños pueblos o cualquier otra donde los CFSE actúen agresivamente —o se retiran vencidos, como en Alcarràs o en Montroig del Camp. Los vídeos corrían por la red y otras teles, sobre todo extranjeras, los emitían. TVE decidió no hacerlo. Muestran a algún ciudadano siendo arrastrado y los mazazos en las puertas de la escuela de Sant Julià de Ramis, donde debía votar el presidente Puigdemont. Es todo.

En 25 minutos de informativo, los CFSE aparecen unos 135 segundos (el 9% del total), la mitad de este tiempo registrando escuelas. La escena más larga con agentes es la de un guardia civil que convence a una persona con un niño a hombros de que lo coja en brazos y se marche. Todo muy dulce, aunque de fondo se ve a otros guardias empujando golpeando a los concentrados.

Sin afán de exhaustividad, más ejemplos de sesgo. El más notable tiene que ver con la famosa escena en las escaleras del Instituto Pau Claris, que TVE reduce a dos segundos y corta antes del salto del policía sobre la mujer que acaba de arrojar escaleras abajo. Tenían el clip entero, como todo el mundo, pero lo censuraron para ajustarlo a su narración de los asaltos. Aquellas imágenes, que hablaban solas, fueron enmudecidas por omisión.

Otro momento magnífico de disonancia: mientras la voz en off dice que "se han disparado salvas al aire para despejar el paso", las imágenes muestran a un policía disparando su arma larga ligeramente inclinada hacia el suelo, a la altura de la cintura. Y así todo.

Confusión y discordancias

La suma de discordancias provoca diversos clímax. En uno se informa de que, "según la Generalitat", hay 337 heridos, uno de ellos grave. Aparecen entonces imágenes de Roger Español, que perdió un ojo en el asalto policial a la escuela Ramon Llull, y se ve cómo se lo llevan en camilla a la ambulancia. Más adelante entrevistan a unos turistas en la Rambla de Barcelona (¡en la Rambla!) que repiten: "todo muy pacífico". Nada encaja con nada.

Ayuda a disimular el ruido el tiempo que transcurre entre la emisión de unos fragmentos y otros. Al inicio del informativo aparece la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, declarando enfáticamente que "no ha habido referéndum, ni apariencia de referéndum". Más adelante aparecen muchas imágenes de las filas de votantes, mesas electorales, papeletas, urnas... Han pasado más de cinco minutos entre la declaración y la realidad, suficiente para ignorar que no encajan.

Más adelante, sigue: "A pesar de los impedimentos informáticos, mucha gente se ha acercado a votar a algunos colegios, que siguen, sin embargo, bajo vigilancia policial", explica el conductor. Acto seguido conecta con una periodista que, desde Tarragona, dice: "hemos visto durante toda la mañana y este mediodía largas colas de personas que querían votar. […] algunas han tenido que esperar hasta cinco horas para depositar su papeleta". ¿Cinco horas y largas filas? ¿Y la "vigilancia policial"? Nada.

Mientras habla la periodista sobre el terreno, con fondo de votantes, el rótulo en pantalla dice: "Bajo estricta vigilancia policial se vota en un instituto de Tarragona". En las imágenes no se ve policía vigilando, menos todavía vigilando estrictamente. El mensaje parece ser: ¡Votan, sí, pero la policía los vigila mucho, tranquilo!

Ilegal, fraude, mal organizado

En esta misma conexión, la periodista explica que los votantes "se identificaban, mostraban su identificación personal, a los miembros de las mesas electorales, que en muchos casos estaban formadas íntegramente por voluntarios. Unan vez estos voluntarios recibían esta identificación, tomaban nota del DNI, tanto en papel como en forma telemática". Acto seguido, la periodista, como para protegerse, añade: "Este ha sido el proceso de votación que hemos podido ver hoy". Sólo le quedaba pedir disculpas porque la realidad no encaja con lo que dice Sáenz de Santamaria ni el relato de TVE.

Inmediatamente, advirtiendo que todo lo que se explica desde el terreno se parece sospechosamente a una jornada electoral ordinaria, aparece otro contrapunto en off. En un minuto se explica que aquello que se ve no es lo que parece porque incumple los trámites que establece la LOREG, la ley del régimen electoral. Para remachar el clavo, siguen unas declaraciones en las que Miquel Iceta y Xavier García Albiol, cada uno en su estilo, desacreditan la validez del referéndum.

Dos detalles más. El primero es un vídeo, hecho con un móvil, donde se ve cómo a los voluntarios se les cae al suelo una urna. Se desparraman papeletas, actas y etcétera. La voz desliza la sospecha de que las urnas llegaban llenas (en realidad se aprovechaban para transportar los papeles).

Se hace lo mismo al mostrar un punto de votación, parece el patio de una escuela, donde se vota en un desorden colosal, de cualquier manera. No se sabe dónde es ni qué pasa, pero la voz en off va diciendo que votan donde quieren, sin censo, sin sobres, sin comprobar nada y "en cualquier recipiente" (se ve una urna). La impresión que queda es que la cosa no sólo es ilegal, sino también un pucherazo.

Ni un votante normal

El segundo detalle es el resumen de las votaciones. TVE decide no hacer aparecer ni un solo votante, digamos, normal, un civil cualquiera. Eso lo reserva para dos personas que presenta como "barceloneses que dicen no sentirse llamados a votar hoy". Los votantes destacados son Gerard Piqué (que vota), a quienes se añaden Carles Puyol con un tuit de apoyo, y Xavi Hernández, que colgó un vídeo desde Qatar.

Sí se aseguran, sin embargo, de hacer una pieza donde se dice que Puigdemont no ha podido votar en Sant Julià de Ramis; que Junqueras, en su colegio de Sant Vicenç dels Horts, tampoco (se ve un mosso que le saluda, como reforzando la idea de que los Mossos habían escogido lado); que Forcadell ha votado "a la tercera" y que Mas "ha tardado más de una hora" en hacerlo. Todo eso sin referencia a las cargas y asaltos de los CFSE y de la represión informática. Es decir, un referéndum ilegal, fraudulento y, encima, mal organizado.

Los 25 minutos del Telediario del 1-O del 2017 se acaban con una pieza dedicada a las manifestaciones ("espontáneas", dicen) por la unidad de España en Madrid, Zaragoza, Valencia y Granada (aquí también explican que había una contramani). Muchos planos cortos y bajos, de esos en que cien personas parecen cien mil.

A veces se habla de "votación a la búlgara". A la búlgara fue este Telediario, con perdón de los búlgaros.