El president de la Generalitat, Quim Torra, ha entrado en la sala en que se celebran las jornadas anuales del Cercle d'Economia de Sitges acompañado del presidente de la entidad, Juan José Brugera. Se ha sentado en la mesa desde donde ha pronunciado su intervención. Cuando ha acabado se ha levantado, con Brugera al lado, y se ha marchado. Todo muy rápido, porque nadie se ha acercado a saludar al president al entrar y prácticamente nadie se le ha acercado en la salida.

El mundo empresarial y económico reunido en la sala ha acogido con breves y protocolarios aplausos su intervención. Diez segundos justos. De hecho, sólo la mitad de los presentes han aplaudido en un acto donde una parte de las sillas han quedado vacías. Durante la intervención, en la que ha emplazado al empresariado a defender la democracia ante la estrategia de represión del Estado, no resultaba difícil escuchar comentarios de resignación.

Torra ha contado con la crème de la crème del empresariado catalán y español como público, donde se han visto caras conocidas como el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre; el presidente de CaixaBank, Jordi Gual; la presidenta del Port de Barcelona, Mercè Conesa; el presidente de la Fira, Pau Relat; el presidente del Banco Mediolanum, Carles Tusquets; el presidente de la Cecot, Antoni Abad; o el presidente de Repsol, Antoni Brufau, entre muchos otros. Pero eso sí, no ha sufrido la indiferencia con la que el Cercle recibió hace dos años a Carles Puigdemont, a quien no se planteó ninguna cuestión en el turno de preguntas.

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Al president lo han interrogado sobre la acción de gobierno para hacer frente a los grandes retos que tiene en frente la economía catalana, pero también le han planteado dos cuestiones de perfil más político. "Por su discurso todos sabemos de qué pie calza políticamente", ha ironizado el presidente del Cercle, provocando sonrisas, antes de exponer las preguntas políticas.

La primera ha sido para reprocharle que no hubiera hablado del rechazo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos al recurso de Puigdemont contra la suspensión del pleno posterior al 1-O. La segunda, para pedirle su valoración en relación a los resultados electorales y el cambio ideológico en la Cambra de Barcelona. Una institución que, de hecho, no ha tenido representación al acto, ya que ni el todavía presidente Miquel Valls ni quien lo relevará, Joan Canadell, han asistido a Sitges, a pesar de ser invitados, los dos "por temas de agenda".

Torra se ha amparado en el respeto al resultado de la nueva dirección democráticamente escogida por los miembros de la entidad. Pero la respuesta no ha gustado al presidente del Cercle, y así se lo ha hecho saber, para matizar que el interés de la pregunta era para saber si existía la intención de utilizar la Cambra como una plataforma de reivindicación política y no de fomento de la actividad económica. "¡Ah!", ha replicado Torra mientras el rumor de comentarios recorría la sala. El president ha insistido en que la candidatura tiene su propio programa, el cual desconoce en detalle.

Quim Torra círculo de economía - Sergi Alcàzar

Los asistentes han acogido las respuestas con nueve segundos de aplausos. Y el president se ha marchado.