Tercer escándalo que se le suma a Juan Carlos I, que se va de España y, si sale adelante, será el cuarto proceso penal que tiene abierto en una administración judicial. El digital El Confidencial destapa una supuesta operación fraudulenta del emérito con el sultán de Omán por la venta de un ático de lujo en Londres. El problema de este caso podría ser más grave que los anteriores, ya que las operaciones se produjeron tras su abdicación, en julio del año 2014.

El emérito fue el intermediario de la venta de este piso londinense a una empresa offshore de las Islas Vírgenes británicas. En esta operación desaparecieron, como mínimo, 20 millones de euros que nadie sabe dónde están a día de hoy, tampoco en las dos fundaciones instrumentales que tenía para sus negocios con Arabia Saudí.

Un ático de lujo

El sultán de Omán, Qabus bin Said Al Said, regaló a Juan Carlos un piso con todo tipo de lujos, tan sólo por "la bonita amistad que mantenían". Los gastos de limpieza y mantenimiento también iban a cargo del sultán, pero el emérito no tenía suficiente y ordenó habilitar una sala de rehabilitación y masajes y transformar uno de los lavabos en una habitación para su médico personal. Las obras también las cubrió el gobierno de Omán. En total, se gastó 62,7 millones de euros, aparte de todos los requisitos que pidió como extras. Aquella podría haber sido la residencia donde se instalara Juan Carlos después de abdicar, pero no fue así.

Juan Carlos decide rechazar el regalo

A mediados del año 2016, Juan Carlos se quejó de tener que pagar los gastos de la comunidad que tenía la vivienda y decidió rechazar el regalo del sultán. Como era un regalo, lo que pidió es que este lo vendiera y él se quedara con el dinero. Eso no gustó a Al Said, pues el ático también estaba pensado para comunicarse directamente con la embajada de su país sin tener que salir por la calle y era un inmueble que querían conservar. Aunque nunca rompieron la amistad, como demuestran los viajes que hacía la monarquía española, acompañada entonces por los gobernantes del Partido Popular, a Omán. El motivo siempre era favorecer los negocios de los empresarios del país.

Finalmente, pero, el Sultán acepta la propuesta. La fórmula fue coger a un amigo de Juan Carlos, un multimillonario árabe que se casaba, de nombre Mohamed el Husseiny, y darle como regalo de bodas el ático. Cambiaron el nombre de la propiedad y este nunca llegó a pasar ni una noche. Este es el primer paso sospechoso, el siguiente es el que levanta todas las alarmas. Dos años después, en 2016, el ático se vendió a K Legacy Ltd., una offshore de las Islas Vírgenes británicas y sigue figurando como propietaria a día de hoy. Un detalle, la K en inglés es la inicial de king, o sea, rey. La operación no salía a cuenta, ya que el sultán pagó más de 60 millones y la vendió a esta offshore por 33, es decir, 20 millones de euros menos de los que el promotor había tasado.

¿Por qué tenía tanta prisa Juan Carlos para vender el ático? Parece que las necesidades económicas y mantener el tren de vida apretaban. Hay que recordar que cuatro años antes, en 2012, Juan Carlos tuvo que transferir a su examante Corinna Larsen 65 millones que ocultaba en un banco suizo a través de una empresa de Panamá.

¿Dónde está el dinero?

La desaparición de los 20 millones, el ático y una nueva estructura fraudulenta amenazan, nuevamente, la imagen del rey. Y, lo más importante de este caso: todas las operaciones se hicieron después de su abdicación y por lo tanto puede ser perseguido por la vía penal si ha cometido cualquier delito.

En paralelo, la Casa Real no esconde las buenas relaciones que, con Felipe VI, también mantiene con el reino de Omán. Sin ir más lejos, el pasado 14 de enero, el actual rey de España viajó hasta este país del Golfo Pérsico para dar las condolencias por la muerte de Bin Said, el amigo de su padre. Actualmente, el relevo lo ha tomado el sultán Haitham Bin Tarek con quien Felipe VI también guarda una buena amistad. De hecho, Felipe VI cuando era menor de edad, a los 17 años, fue enviado por sus padres para celebrar el aniversario de Bin Said. Era el año 1985 y la entonces reina Sofía hacía historia por ser la primera mujer que escuchó el himno de este país desde la misma posición que los hombres.

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