El magistrado Santi Vidal ya tiene plaza asignada. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha aprobado destinarlo al juzgado de lo social número 27 de Barcelona, después de estar cuatro años apartado de la carrera judicial. En pocos días tomará posesión de la plaza, en la Ciutat de la Justícia. Los años de suspensión han hecho que pierda su plaza en la Audiencia de Barcelona. 

Santi Vidal fue suspendido en febrero del 2015 tres años de sueldo y empleo por redactar una propuesta de constitución catalana, pero en primavera del 2018 el CGPJ le impidió retornar a la carrera al considerar que no era leal a la Constitución basándose en un precepto legal que el Tribunal Constitucional revocó a finales del año pasado. El Tribunal Supremo confirmó el retorno a la carrera el marzo pasado.

El reingreso ordenado por el Supremo tenía efectos desde el 9 de marzo de 2018 (cuándo se cumplieron los tres años de suspensión fijados inicialmente por el CGPJ) y, según la sentencia del Supremo, el órgano tendrá que compensar económicamente al juez por este año que lo ha mantenido apartado. Por lo tanto, tendrá que calcular los ingresos que habría recibido desde el 9 de marzo de 2018 hasta el 21 de marzo del 2019, pero tendrá que excluir actividades que haya desarrollado en este tiempo y sean incompatibles con el ejercicio de juez.

Satisfacción del magistrado

Después de la decisión del Supremo, el pasado 12 de marzo, Vidal dijo que se sentía "muy incómodo" para volver a ser juez del estado español, ya que le habría gustado poder hacerlo en el "sistema judicial de la república de Catalunya". Ahora se muestra "muy satisfecho" de poder volver a ejercer de juez, aunque estará en el ámbito social y no en el penal como hasta el 2015.

El colectivo Drets, que ha defendido a Vidal ante el CGPJ, considera que con esta decisión "se pone fin a un periplo jurídico que ha puesto contra las cuerdas la independencia del poder judicial", y ha permitido anular el "test de aptitud por falta de lealtad constitucional que permitía al CGPJ hacer purgas ideológicas". Este proceso, dice Drets, ha permitido "poner en evidencia la discriminación ideológica en ciertos estamentos