El presidente español, Pedro Sánchez, se ha sacudido las culpas por la tragedia humana en la frontera española de Melilla con Marruecos, donde han muerto al menos 37 migrantes, según la dirección de salud de Nador, en manos de la gendarmería marroquí. Sánchez no ha hecho ningún ápice de autocrítica sobre la actuación policial, sino todo lo contrario, ha avalado las fuerzas de seguridad de Rabat y ha señalado las "mafias que trafican con seres humanos" como "responsables" de la matanza de migrantes subsaharianos y sudaneses. En una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el cual se ha celebrado este sábado, ha afirmado que los cuerpos policiales de Rabat se han "empeñado a fondo por tratado de evitar el asalto violento" a la ciudad autónoma española. En cambio, el presidente español no ha dicho ni una palabra sobre los migrantes muertos por intentar saltar la valla que separa Marruecos de Melilla.

 

Sánchez durante la comparecencia ha querido reafirmar las palabras que ayer dijo antes de saber el alcance en número de muertos que causó la actuación policial contra los migrantes africanos. "Ayer, primero me solidaricé y reivindiqué el extraordinario trabajo que están haciendo las fuerzas y cuerpos del Estado en nuestro país", ha declarado. Además, ha querido definir el intento de traspasar las fronteras por parte de los migrantes como un "asalto violento y organizado por las mafias que trafican con seres humanos". Bajo su opinión, este suceso es "un ataque a la integridad territorial del país de forma violenta" y, por lo tanto, la actuación policial ha sido "extraordinaria". En este sentido, ha explicado que la gendarmería marroquí "ha trabajado coordinadamente con las fuerzas y cuerpos del Estado español para repeler el asalto violento".

Tragedia humana

Al menos 37 migrantes murieron ayer por aplastamiento en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad marroquíes durante un intento masivo de saltar la valla de Melilla. Según recogen varios medios, han muerto por aplastamiento o asfixia al producirse una avalancha y quedarse atrapados en un agujero cerca del perímetro fronterizo. Además, hay 133 heridos entre los ciudadanos africanos y 189 policías marroquíes. La desgracia se produjo cuando centenares de migrantes, la mayoría sudaneses y subsaharianos, intentaron traspasar las fronteras del Marruecos con España a Melilla sobre las 8:30 de la mañana. Solamente 500 personas consiguieron acercarse a las vallas de las más de 1.500 que habían intentado aproximarse al perímetro desde la madrugada. Los pocos que pudieron acceder al paso fronterizo del Barrio Chino de la ciudad española, sufrieron una lluvia de botes de humo por parte de la Guardia Civil. Finalmente, 133 personas sobrevivieron a los embates de la policía marroquí y española y consiguieron cruzar al forzar la puerta del paso fronterizo con una cizalla. Los servicios de emergencia tuvieron que atender en 57 migrantes con heridas graves y a 49 policías que han sufrido leves contusiones.

La alerta saltó la madrugada del jueves, en plena verbena de Sant Joan. Las autoridades españolas recibieron el aviso de un intento de entrada masivo desde Marruecos. Según fuentes gubernamentales, unos 1.500 agentes marroquíes fueron desplazados desde diferentes puntos del país africano para ser desplegados por la frontera. Bien entrada la madrugada, se produjeron los incidentes y los choques policiales contra las personas que buscan un futuro esperanzador. La policía disparó botes de humo y golpearon de cualquier manera posible los migrantes que intentaban aproximarse al cerrado. La policía de Rabat ha asegurado que la colaboración es total con España y han afirmado que aceptarán todos aquellos que las autoridades españolas quieran volver.