Pedro Sánchez exige a Mariano Rajoy que vaya a una investidura -donde previsiblemente fracasaría- para que se ponga en marcha "el reloj de la democracia". Es decir, que el plazo hasta la convocatoria de unas nuevas elecciones empiece a contar hacia atrás. Sánchez no aclara cuál es el objetivo de esta petición, pero envía a los ciudadanos "un mensaje de tranquilidad" sobre que no habrá terceras elecciones. Su gesto conlleva dos escenarios: que Sánchez se presente a la investidura y construya una mayoría alternativa, o que se abstenga para dejar pasar un tándem PP-Ciudadanos. El socialista esquiva responder a estas cuestiones, pero mantiene firme el 'no' a Rajoy.

"Lo trascendente es que haya una investidura, no el resultado de la investidura", ha dicho Sánchez, tras la reunión mantenida este jueves con el rey Felipe VI durante el último día de la ronda de consultas. La voluntad de que corran los plazos es nueva en el discurso de Sánchez. Ahora bien, la posición del PSOE se mantiene, en caso de que Rajoy asuma "su responsabilidad": votará 'no' en la investidura, motivo por que insta al presidente en funciones a buscar apoyo entre los "aliados potenciales" para construir un "gobierno conservador no continuista".

El socialista es consciente de que C's no se mueve de la abstención y lamenta que éste le pida la suya, también, para un ejecutivo en minoría del PP. El secretario general del PSOE ha tachado de "falso dilema" que la única forma de salir de la ingobernabilidad sea esa. Rajoy no tiene los apoyos pues, pero Sánchez afirma que no se podría permitir rechazar el encargo del monarca de nuevo. En ese sentido, el dirigente de Ferraz destila cierto rencor por su investidura fracasada. "Tenemos presentes el 2 y el 4 de marzo", ha dicho. Pero más allá del recuerdo, no aclara qué escenarios se abrirán entonces para evitar elecciones.

No parece que las vías con Podemos y los partidos nacionalistas o independentistas -con quienes Sánchez podría sumar mayoría para superar una investidura- vayan a prosperar para forjar una mayoría alternativa de gobierno. Pablo Iglesias ha afirmado que "es más difícil" que esto ocurra tras la votación en el Parlament de Catalunya sobre las conclusiones de la comisión del Procés Constituent. Pero sobre si está dispuesto a dar el paso, ante las peticiones de PNV o CDC sobre que Sánchez lo intente, éste cree que eso son "elucubraciones". "Es el tiempo de Rajoy", ha zanjado.

Tampoco parece probable un intento de "gobierno del cambio" como se había explorado en los últimos meses de negociaciones. Ciudadanos y Podemos constataron entonces la inviabilidad de entrar juntos en el mismo ejecutivo a tres. Sin embargo, sobre la posibilidad de que los socialistas construyan un gobierno en minoría -apoyado externamente por la formación naranja y la morada-, el propio Iglesias ha recordado las dificultades que presentaría con sólo 85 escaños. Todas las vías contrarias a los populares y a su líder parecen obstruidas, si bien el secretario general no quiere afirmarlo así públicamente.

El PSOE se seguirá situando al "lado de las soluciones" y cree que se encontrará una vía política que "merezcan los españoles" para no forzar la repetición electoral. Pero éste parece el camino más probable si nada en el tablero político cambia. Un viraje en la situación podría ser que Rivera se aviniera al 'sí' a Rajoy y al PP. Algunos barones socialistas se habían preguntado retóricamente en las últimas semanas que entonces "quién sería el guapo" que no les dejaría pasar. Esta posibilidad ha quedado en el aire porque el de Ferraz ha esquivado la pregunta, ni afirma, ni descarta.

Así las cosas, el PSOE se mantiene, de momento, en la idea de ser la oposición "constructiva y responsable" de un gobierno que todavía no existe.