A cuatro días del 1 de octubre, el diputado de ERC Gabriel Rufián, ha aprovechado su turno en la sesión de control del Congreso para denunciar las detenciones efectuadas la semana anterior a dieciséis miembros del Govern –ya todos en libertad–. Rufián ha atribuido las acciones ordenadas por el juez de instrucción al Gobierno, motivo por el cual ha exigido al ministro de Justicia Rafael Catalá que dejara de detener a gente "ante sus hijos sólo por sus ideas". Catalá se ha vuelto que las detenciones no se practicaban de oficio o a decisión de alguien, sino que eran pedidas por un juez.

Rufián no se ha alargado en su intervención, así como sí en otros ocasiones, porque, a su parecer, el grupo de ERC "no tiene que replicar a un ministro reprobado por el Congreso". Así y todo, ha aprovechado para hacer dos denuncias: la primera, sobre el trasladado de un barco cargado de policías y Guardia Civil, atracado en el puerto de Barcelona, como consecuencia de la orden de la Fiscalía e Interior. "A ver si le sobra un Ferry y un "a por ellos" para recoger a gente del Mediterráneo". En segundo lugar, ha reiterado que el referéndum se haría y eso convertiría a la gente en "demócrata, valiente y anti-fascista, por este orden," ha dicho.

Catalá se ha vuelto que no "entendía" la separación de poderes en España y que pensaba que el republicano utilizaría su turno para "defender a los alcaldes y otra gente que está sufriendo coacciones". Así y todo, ha garantizado que el Gobierno defendería a la gente "frente aquellos que quieren hacer escarnio contra los jueces, los docentes y los funcionarios". "De la mentira no se construye nada. Conseguiremos que Catalunya siga en España", ha cerrado al ministro.