La popular Dolors Montserrat ya pronunció toda una declaración de intenciones cuando fue nombrada nueva presidenta de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo el año 2019: "Esta será la puerta de entrada de todos los españoles a hacer una queja que consideren por aquello que no funciona bien y para aportar iniciativas positivas que pueda hacer el Parlamento". Dicho y hecho, Montserrat ha trasladado la guerra política de la lengua catalana y el conflicto ha degenerado hasta el extremo de ver a un eurodiputado de la ultraderecha de Vox interviniendo rodeado de botellas de licor en un bar. La indignación de Junts y Esquerra se ha puesto de manifiesto y la eurodiputada de ERC, Diana Riba, ha exigido por carta a Montserrat que aplique la conducta que desde su posición tiene la obligación de ejecutar. "Solicito la rectificación explícita de la señora Estarás Ferragut del PP. Y que el voto del grupo ECR no se compute como favorable en la decisión de mantener abierta la petición, ya que el sentido de voto de su representante, Hermann Tertsch, no pudo ser claramente entendido por todos los miembros del Comité, incluso para sus propios compañeros de grupo. Por lo tanto, que los votos totales relacionados con la decisión sobre esta petición se recuenten en consecuencia", escribe Riba. Y añade: "Pido que las intervenciones que tienen lugar en las sesiones del Comité sean realizadas en entornos de máximo respecto a la institución y la función de miembro del Parlamento Europeo". Ya en su intervención previa a la carta, Riba fue en la misma línea de Comín para constatar lo que consideran que es una persecución del catalán trasladada, ahora, en Europa: "Quieren crear un problema donde no existe. Creen que pueden ganar un voto más a costa de nuestra lengua. En el fondo es una cruzada del nacionalismo español que busca uniformizar el Estado por miedo a la diversidad", declaró la eurodiputada, que forma parte del grupo de los Verdes.

La respuesta europea

Si nos fijamos en las dimensiones de la polémica, queda lejos de la realidad. Menos de un 10% de las peticiones llegan a debatirse en Comité, pero ya se ha hecho tres veces con Montserrat al frente de la presidencia. Riba constata un "uso político que hace el nacionalismo español de este comité que acaba siendo descarado". No obstante, Dolors Montserrat, ha decidido mantener abierta la petición del PP y Vox, a pesar de la misma queja de la Comisión Europea y que esta advirtiera que no actuará por falta de competencias. Así pues, no ha recurrido pero sí han protagonizado un nuevo relato mediático que alimenta a los votantes de la derecha y la ultraderecha española. Por su parte, la actual presidenta popular hace caso omiso y se reafirma en su liderazgo de esta comisión, para la cual salió, nuevamente, escogida el pasado 26 de enero para alargar su cargo. Su respuesta fuera de la cámara se ha limitado a un tuit donde alaba lo que considera que son méritos propios: "Ocho de cada diez españoles creen que España se ha beneficiado de pertenecer a la UE y son de los más interesados que el Parlamento Europeo juegue un papel más importante. Es un orgullo formar parte de una sociedad tan europeísta como la española". Estas intervenciones han venido al caso a raíz de la nueva comparecencia de la presidenta de la denominada Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), Ana Losada, a la comisión de peticiones del Parlamento europeo pidiendo apoyo, pero Rajka Lozo, de la dirección general de Educación de la Comisión Europea, indicó que la situación de la escuela catalana se trata de un asunto interno. Y recordó que Bruselas solo puede intervenir cuando "se infringe la ley de la UE".

Ponsatí también se suma

La crítica en las últimas horas ha ido hacia los eurodiputados y Montserrat, lejos de aplicar lo que pide Riba por carta, también vetó las intervenciones en catalán de la política de Esquerra y Comín. "Los representantes políticos de 10 millones de hablantes no se pueden expresar en su lengua, la decimocuarta más hablada en la UE. Ojalá pusieran las energías aquí, en la única injusticia que hoy existe en esta sala," recordó Riba a la popular.

En paralelo, la eurodiputada Clara Ponsatí ha llevado al eurodiputado de Vox Hermann Tertsch ante la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, por la "vergonzosa" intervención que el ultraderechista ha hecho desde un restaurante y con una colección de botellas de licor de fondo. Ponsatí ha pedido que Metsola tome medidas por falta de decoro: "Es una vergüenza". Tertsch ha intervenido desde un restaurante en un debate sobre la lengua catalana en el Parlamento Europeo. El diputado de la formación de extrema derecha Vox ha dirigido unas palabras contra el Gobierno, que lo ha tildado de "socialcomunista", rodeado de botellas de licor. "Ya hay bastantes políticos separatistas que mutilan la lengua de nuestros hijos", han dicho con ruido de fondo de bar. Tertsch ha anunciado que ha pedido una "misión urgente" a Barcelona y a Canet de Mar para constatar en primera persona "los incumplimientos" de la sentencia del 25% del castellano. La intervención ha sido del todo surrealista, hasta el punto  que los comensales que también comían en el mismo restaurante que Tertsch le han gritado: "¡Váyase a otro sitio!".