Estas son mis primeras reflexiones después de la elección del secretariat nacional de la Assemblea:

Responsabilidad. Sí, cuando he visto los resultados he sentido el peso de la responsabilidad por todo lo que implica formar parte del secretariat nacional (SN) de la ANC, por la importancia decisiva que tiene la ANC.

Sobre la campaña: lamento mucho que desde que el jueves día 5 de mayo hice público que me presentaba como candidato al SN de la ANC, por la reglamentación electoral interna, no haya podido explicar con tranquilidad, de manera pública, las ideas que tenía, lo que quería para la ANC (y lo que ni quería, ni quiero ni querré) y cómo quería trabajar. Sólo he podido dirigirme a mis compañeros socios de la ANC en un acto en Pallejà, en el que tuve 2 minutos para explicarme (y después responder brevemente alguna pregunta), y 1 minuto en un acto en BCN.

La campaña no ha sido agradable. La campaña ha sido extraña y muy enrarecida. Y han pasado cosas que nos han desconcertado a todos, a candidatos, a la gente de la ANC y al público en general. Lo que ha pasado no ha sido bueno para la ANC. La misión más urgente que tendremos en este nuevo SN es recuperar la confianza y la imagen de activismo positivo y estimulante de la ANC.

La ANC es una asamblea, y todo lo que somos es únicamente la gente que formamos parte de ella. Sin nosotros, sin todos y cada uno de nosotros, no hay asamblea.

Y los que hemos salido escogidos en el SN no estamos para decir lo que tiene que hacer o dejar de hacer la asamblea, sino para gestionar lo que ha decidido, singularmente en la última AGO en Manresa, hace menos de un mes. Y para dar la palabra a los socios y a las territoriales siempre que haya cualquier cuestión que por su trascendencia rebase esta función de "gestionar".

La Assemblea, motor y garantía del procés. La Assemblea ha sido el motor del procés independentista que estamos viviendo. Sin ANC no estaríamos donde estamos: ha sido quien lo puso todo en marcha y ha sido quien ha impulsado el procés. Al lado de otros agentes, igualmente valiosos, necesarios. Pero en el origen y en el impulso la ANC ha sido siempre clave.

Estamos a un palmo de la gloria, y en este palmo la independencia de la ANC, su criterio, su fuerza política y moral es la gran garantía, quizás la única, de que se hará aquello que se tiene que hacer y de la manera como se tiene que hacer. Porque a pesar de estar a un palmo de la gloria, todavía no hemos conseguido nada. Y no podemos hacer como si ya estuviéramos en el día después. Hay que centrar todos nuestros esfuerzos en hacer realidad la independencia, en ver nacer el Estado Catalán. La fuerza de la ANC es la única garantía de que ningún cuento de la lechera ni intereses particulares estropearán esta oportunidad histórica que tenemos enfrente, a tocar, a un palmo. Y por eso nos hace falta una ANC más fuerte que nunca.

La Assemblea, clave para ampliar la mayoría social independentista. Llevo, con unos compañeros, trabajando en el marco de la ANC para definir estrategias inteligentes de segmentación de nuestras campañas para ser más eficaces para llegar a públicos diferentes y hacer crecer la mayoría social independentista. Necesitaremos a muchos otros actores, indispensables en el procés, pero la ANC es quien mejor está en condiciones de liderar este activismo de la cotidianidad que es el que nos tiene que permitir llegar hasta el último rincón de nuestro país y a toda la gente a la que queremos llegar, a sus dudas, a sus inquietudes, a sus ilusiones.

El procés está vivo porque tenemos un Parlament con una mayoría absoluta independentista. Y la independencia sólo se puede gestionar con un Govern fuerte que haga todo lo mucho que se tiene que hacer. Y todos tenemos que estar alineados.

Nada de todo lo anterior sería posible si la ANC perdiera su transversalidad. Cuando se habla de transversalidad a menudo se acaba en uno de estos conceptos retóricos que todo el mundo utiliza, pero de una manera vacía de contenido.

Necesitamos una ANC con una transversalidad viva, que ejemplarice la transversalidad del procés. El país que queremos es un país para todos. Y la independencia es un proyecto colectivo que ni podemos adjetivar ni podemos gestionar desde las ideologías. En el proyecto de la independencia se tienen que sentir invitados a participar desde personas que tengan una visión conservadora de la sociedad hasta los que tengan visiones de radicalidad izquierdista. Todo el mundo tiene que ver y vivir la independencia como un proyecto propio, no como el proyecto de unos que piensan de una determinada manera o son de un determinado sitio o forman parte de una cierta clase social.

La independencia es, en sí mismo, un proyecto de transformación radical que nos hace, al mismo tiempo, libres y responsables de nuestras decisiones. Por primera vez en los últimos 300 años podremos decidir sobre cómo queremos ser y cómo queremos gestionar nuestros recursos, nuestra sociedad.

La ANC, desde la responsabilidad de haber puesto en marcha e impulsado el procés hasta hoy, es quien tiene ahora mismo más autoridad moral para decir a todos nuestros ciudadanos, con independencia de cuál sea su posición ante la independencia, y con independencia también de cuál sea su ideología, lengua, origen, etc. que en el nuevo país que queremos no perderán ninguno de los derechos, bienestar y libertades que ahora mismo disfrutan, todo lo contrario.

Para los próximos días es necesario un compromiso y una exigencia radical con el cumplimiento de los acuerdos de la AGO de Manresa. A estas alturas no tengo nada clara cuál es la correlación de posicionamientos que nos encontraremos en el SN. Pero sea como sea, lo que tengo muy claro, cuándo el próximo sábado se constituya el SN, es que todos los que estemos nos debemos a un objetivo compartido (la independencia) y que todos tenemos que trabajar para GESTIONAR lo que la asamblea ha decidido.

El acuerdo más inmediato de la AGO que estos días puede tener mayor repercusión mediática (porque ya lo ha empezado a tener) es el relativo al tema de la presidencia de la ANC. Explícitamente, de manera inequívoca, la asamblea decidió que no habría una elección directa ni de presidente ni de vicepresidente. Ayer escogimos un nuevo secretariat, y lo hemos hecho de acuerdo con lo que aprobamos en la AGO.

Especular con el más mínimo vínculo entre número de votos obtenidos y la elección para una u otra determinada responsabilidad dentro del SN y de la Assemblea es no haber entendido nada de la Assemblea, y, lo que es mucho peor, es profundamente insultante para la voluntad expresada claramente por la Assemblea.

Que quede claro: ayer sólo escogimos a quien de entre todos nosotros gestionará las decisiones de la Assemblea. En ningún caso se ha votado ni presidencia, ni vicepresidencia, ni tesorero, ni secretario ni nada de nada de todo eso. Los miembros del SN escogeremos, de entre todos nosotros, porque todos estamos en idéntica situación delante de nuestros compañeros, para escoger a quién nos ponga voz desde la presidencia y quien gestione el resto de responsabilidades que habrá que asumir. Que no son pocas.

Francesc Abad es nuevo miembro del secretariat nacional de la ANC