Después de dos batacazos electorales, primero en las elecciones municipales del 28 de mayo y después en las generales del 23 de julio, el Secretariado Nacional de la CUP no tardó ni dos días a anunciar que abría un proceso de refundación del partido, con la mirada puesta al futuro tras una gran pérdida de votos, que si bien ha sido común en todo el independentismo en la etapa postprocés, a los cupaires los ha afectado más de lleno pues los ha dejado sin representación en las cortes españoles mientras que ERC y Junts cuentan con 14 diputados que pueden decidir el futuro del Gobierno y si empujan al Estado a una repetición electoral. Aunque estos dos partidos independentistas también han sufrido una importante pérdida de votos, los cupaires son los únicos que han apostado directamente por un proceso de reflexión profunda  "para "encarar el nuevo ciclo político en el cual está inmerso el país", tal como explicaron en un comunicado. Además, Albert Botrán, que había sido diputado en el Congreso en la última legislatura y era el cabeza de lista por Barcelona también anunció que pasaba en un "segundo plano", mientras llamaba a esta refundación de la formación.

Malos resultados a las elecciones, con contadas excepciones

La noche electoral del 28 de mayo, los miembros de la CUP comparecieron con caras largas en Barcelona. Si hace cuatro años habían conseguido a 335 concejales, este año la cifra se ha reducido a 313, que no es una pérdida tan significativa como la de otras formaciones, pero que les supuso perder toda la representación en consistorios como el de Tarragona, donde tenían dos concejales y también perder fuerza en municipios como Sant Cugat o Figueres, donde formaban parte del gobierno municipal. Tampoco consiguieron concejales en Barcelona, donde han perdido unos 4.000 votos, ni en Lleida, mientras que Girona fue la excepción. La candidatura encabezada por Lluc Salellas empató a 8 concejales con el PSC y consiguió formar gobierno con Junts y ERC, también una excepción tras el 28-M. Aquella noche, donde solo algunos de sus feudos como Berga (dónde perdieron a dos concejales pero siguieron siendo la fuerza más votada) o Navàs, en el Bages, y Celrà en el Gironés volvieron a dar a los cupaires una alegría. Por contra, no consiguieron recuperar la representación que años antes habían tenido en municipios del área metropolitana como l'Hospitalet del Llobregat, Sant Boi o Terrassa.

Si en las municipales perdieron unos 50.000 votos (el descalabro fue mayor en el 2019, cuando respecto del 2015 dejaron de ganar 60.000) en ls elecciones generales celebradas de forma precipitada tras el adelanto electoral de Pedro Sánchez, la sangría fue mucho más importante: 146.960 papeletas menos para los anticapitalistas. Si en noviembre del 2019 la CUP consiguió irrumpir en el Congreso con dos diputados por Barcelona (y fregando el tercero por Girona), estas elecciones estivales con un marcado tono de guerra entre dos bloques de izquierdas y derechas españolas el resultado del partido quedó muy lejos de las expectativas y se han quedado sin representación. La debacle ha acelerado los tempos de la refundación: solo dos días más tarde, el partido ya la anunciaba. Actualmente, la formación se encuentra preparando su procedimiento.

Las reflexiones de Albert Botran

Después de su paso al lado, Albert Botran, publicó un artículo en la revista El Temps explicando su posición respecto de este proceso de debate sobre el futuro del espacio político "acelerado" por los resultados electorales, aunque defiende que la cuestión no solo se basa en estos, sino que es más de fondo: "No crece la militancia y ha habido una bajada significativa de candidaturas". Botran defiende también la presencia del partido en el campo institucional, ya que ve "prácticamente imposible hacer llegar consignas políticas sin presencia institucional", ya que esta también implica aparecer a los medios de comunicación. En su reflexión, Botarán señala que hoy por hoy, la CUP por ella misma no tiene "el poder necesario para poner en marcha procesos de cambio", hecho que vierte el partido a dos otros debates pendientes y que se relacionan entre ellos: las alianzas con el resto de formaciones y su crecimiento. "La opción de ampliar nuestro espacio, que algunos quizás ven como una amenaza a la coherencia, es en realidad una apuesta por la autonomía estratégica", concluye.

Dudas sobre el proceso de refundación en la militancia

Desde la militancia, este proceso de refundación que se está poniendo en marcha desde el Secretariado Nacional están a "la expectativa de cómo se lleva a término" el debate, y también para ver "hasta qué punto hay voluntad desde la dirección y del grueso de la militancia de debatir los puntos que generan más división interna", es decir, entre aquellos que creen que el camino a seguir es tejer alianzas con otros partidos para tener más poder institucional, aunque eso suponga asumir contradicciones, y los que contraponen esta vía a fortalecer los movimientos sociales. Con todo, también expresan dudas por si estas posiciones contrapuestas se podrán reconciliar durante la refundación o si esta solo servirá para "confrontar visiones irreconciliables sobre hacia dónde virar" tras los malos resultados electorales.

Por eso, consideran que el gran reto al cual se enfrenta el partido es adaptarse a un momento político radicalmente diferente al de sus inicios: era la época del 15-M y cuando el procés independentista estaba en plena efervescencia. "Nos encontramos en una etapa regresiva, más marcada por el miedo y por la desesperación que por la indignación". Por eso, creen que hay que generar una "nueva ilusión en un clima muy diferente, centrándonos a generar confianza y seguridad y no en recoger una indignación que ahora mismo no existe", poniendo como ejemplo el caso de Lluc Salellas en Girona, pero también otras candidaturas de la demarcación, donde la CUP sí que ha conseguido buenos resultados.

Los malos resultados el 28-M y el 23-J se deben, según esta parte de la militancia, al hecho de que la CUP ha sido percibida por parte de la población común "tribuna del procés, presionando ERC y Junts sin querer asumir el rol de liderazgo", aparte de un contexto que ya no favorece a la formación anticapitalista: la ola de la indignación popular ya ha pasado y las elecciones españolas se han comprendido como una guerra de bloques de la cual la CUP quedaba fuera. "Se han tomado decisiones erróneas, con el mismo contexto se habrían podido obtener mejores resultados, pero se han cometido importantes errores estratégicos. La intransigencia ideológica ha pasado por encima del interés de país, y eso nos ha costado electoralmente", ha reflexionado un militante en declaraciones a ElNacional.cat.

Dos modelos: Girona y Barcelona

Después de la pérdida de votos en las municipales, que para la militancia es mucho más grave que la pérdida de los dos diputados en el Congreso, a pesar de los recursos que venían asociados a esta presencia en las cortes españolas, los militantes ven dos tipos de modelos contrapuestos: el de Barcelona, donde se presentó la también diputada Basha Changue sin conseguir representación, y el de Girona, bajo la candidatura de Guanyem Girona. Sin seguir el modelo exacto, que no tiene por qué funcionar en otras partes del territorio, pero sí su dirección y estrategia, esta facción de la militancia cree que se tendría que tomar como ejemplo el caso de Salellas, "no solo para el municipalismo, sino también en el Parlament", en el sentido de "liderar el independentismo y la defensa del país, construir una izquierda rupturista con capilaridad en el grueso de las clases sociales y entender que una izquierda que no aspira al poder es una farsa".