En una tarde lluviosa de miércoles, ha llegado el president de la GeneralitatCarles Puigdemont, a Madrid. En Moncloa lo esperaba el presidente en funciones, Mariano Rajoy, expectante, por las gélidas relaciones entre las dos instituciones. Rajoy ha regalado a Puigdemont el segundo fascículo del paradigmático libro del escritor Miguel de Cervantes, el Quijote, a la vez que el president le llevaba un dossier con 46 puntos, entre ellos la voluntad de construir un Estado independiente. Pero la "cordialidad y la atención" con que ambos aseguraban que se habían escuchado, sólo ha servido para mantener un diálogo en un callejón sin salida, donde, mientras salía el sol, nadie ha cedido ni un palmo. 

Puigdemont, convencido de su encargo, rompía el hielo, hablando claro al presidente español sobre sus intenciones. "Le he trasladado la hoja de ruta y le he dicho que estoy comprometido con convertir Catalunya en un Estado independiente dentro de la Unión Europea". "Es un compromiso que pienso llevar a término", ha indicado Puigdemont a Rajoy, sentados en el sofá blanco de la Moncloa que tiene los ventanales en un lado. Es entonces cuando Rajoy no ha cedido ni un milímetro en sus postulados, sin ni inmutarse, recordando que la "unidad de España es innegociable".

Derechos a decidir distintos

Lo afirmaba el presidente español a unos kilómetros de los altos edificios de la calle Alcalá, donde está la Delegació de la Generalitat y donde comparecía al mismo tiempo Puigdemont, rodeado de su equipo. "Catalunya es España: defenderemos esta posición que es la unidad", ha indicado Rajoy ante la prensa en la misma sala del Consejo de Ministros, donde cada viernes se hace referencia a las instituciones catalanas.

El encuentro ha durado diez minutos menos que la entrevista que Artur Mas mantuvo con Rajoy en el 2012, en los inicios del procés. Es decir, dos horas y veinte minutos. Pero Puigdemont se ha mantenido firme en todo momento, y ha entregado a Rajoy su discurso de investidura, donde hacía constar todo aquello que pasa "por el mandato de las urnas del 27 de septiembre". Rajoy también ha hablado de imperativos, pero de otros: "Haremos cumplir la ley porque sin ley no hay democracia". Como si quisiera devolverle la moneda, el presidente interino ha recordado al catalán que la Generalitat ha presentado "49 recursos sobre leyes del Gobierno español", de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. 

En un momento dado, ha aparecido la autodeterminación, que ninguno de los dos interpreta igual. "Le he dicho que si en este camino puede hacer caso a la llamada de Catalunya, estamos dispuestos a hablar sobre una consulta pactada con el Estado para que los catalanes den su opinión", ha propuesto Puigdemont. En eso, Rajoy ha respondido que derecho a decidir sí, pero "del conjunto de los españoles". El de Girona ha constatado que el gallego "estaba en profundo desacuerdo y en las antípodas" de su pensamiento político. "Bien, no les digo nada de nuevo", ha indicado ante el atril de la Delegació de la Generalitat en Madrid. 

Reunión entre vicepresidentes

El president catalán tenía el tono solemne ante los periodistas, y serio. En un escenario preelectoral como el que vive el Estado español, ha comentado que Rajoy ha aceptado celebrar una reunión la próxima semana, entre el vicepresidente Oriol Junqueras, y su homóloga en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría. "La reunión entre Junqueras y Santamaría tiene que monitorizar la voluntad real de llegar a acuerdos al margen del procés", ha confesado Puigdemont.

Concretamente, estos encuentros tendrían que satisfacer "una retahíla de propuestas concretas, cuestiones que vienen de lejos", ha dicho el máximo representante de la Generalitat. Son la carpeta de los 46 puntos, "el doble que los 23 del president Mas", ha explicado el mandatario catalán, ante la atenta mirada de dirigentes políticos como Joan TardàFrancesc Homs y el delegado Ferran Mascarell, entre otros que lo acompañaban. La esperanza del representante de la Generalitat está presente. "A corto plazo espero que haya un calendario de trabajo entre estos equipos técnicos", ha explicado a los periodistas. Rajoy cree que habrá elecciones, de manera que sí, al menos hará que parezca que se restablece el diálogo en un momento de horas bajas para el PP catalán.

Los puntos concretos

Las demandas de la Generalitat pasan por permitir "medidas urgentes para paliar los suministros energético y habitacional". El Govern quiere tener capacidad para impulsar la ley de pobreza energética, hasta ahora tumbada por el Tribunal Constitucional. El president también ha reclamado aquello que les corresponde a las arcas catalanas, "pagos pendientes", como el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

Ahora bien, todo no ha sido diálogo de sordos o acuerdos, sino que han aparecido también algunos reproches. Puigdemont ha pedido a Rajoy que se pare "la judicialización política". "Le he expresado que es un error perseguir ideas a través de juzgados, por expresar una opinión política, y que es un grave error el abuso de recursos, como fue un gran error enviar a Homs, Ortega, Rigau y Mas a los tribunales", ha dicho con contundencia. Rajoy se habría mostrado dispuesto a estudiar estas cuestiones, aunque ha dejado entrever que un gobierno en funciones difícilmente las puede impulsar.

Sin embargo, Puigdemont se ha plantado y ha constatado que la gente "no puede esperar más y no entiende de gobiernos en funciones" y ha remarcado que mientras España no tiene ejecutivo, los catalanes "iremos haciendo con buen tono, diálogo y trabajando para los ciudadanos, construyendo estructuras de Estado que nos permitan tener un Estado independiente".

Eso sí, "si alguien tiene interés en sentarse a la mesa, siempre tendrá un plato preparado, pero mientras tanto iremos pasando", ha dicho el president en la capital del Estado, Madrid, en el centro de Castilla, la tierra del Quijote.