Mariano Rajoy se aferra a la unidad de España como el último cartucho para mantenerse en La Moncloa ahora que "la amenaza independentista" ha entrado en colisión con el Tribunal Constitucional y el fracaso político del gallego es inminente. El presidente en funciones ha evidenciado sus intenciones en el Congreso donde ha empezado el pleno de una investidura fallida, si nada cambia antes del viernes. Pero el Partido Popular no se rinde y ve la soberanía nacional como el cebo con que llevar al PSOE a su terreno, a través de un pacto que vele por la defensa de la Constitución y la "igualdad de los españoles".

"Lo que se nos propone es la liquidación de la soberanía nacional. Hablamos del derecho de los españoles", ha afirmado Rajoy en cuanto al "desafío" que percibe en el proceso catalán, en los diez minutos intensos que ha dedicado a abordar la cuestión. Los gestos de los diputados del PDC, Francesc Homs y Carles Campuzano, eran de seriedad en el caso del primero e incredulidad en el segundo. El gallego no había apelado con anterioridad a tal argumento para convencer a los socialistas, aunque el "no" de hierro de Sánchez lo ha llevado a protegerse en la esencia de la nación española y ganarse su favor.

Pero no se trata de disquisiciones sobre modelo territorial y así lo ha ilustrado el gallego. De aquello que se habla es de preservar "la nación más antigua de Europa" como algo inamovible. "No le corresponde al gobierno español interpretar la unidad sino preservarla. La unidad es el primero de los valores de cualquier nación" ha expuesto antes de atacar la hoja de ruta y considerarla un "sin sentido". A partir de este momento ha extendido la mano de la Generalitat y se ha erigido como el presidente responsable de los "7 millones de españoles que viven en Catalunya".

"Como presidente del gobierno he hecho todo lo que ha estado en mis manos para que ningún ciudadano catalán se sintiera desprotegido", ha apuntado. "He mantenido especial disposición al diálogo y cooperación con la Generalitat. Hemos evitado el default de la deuda pública, hemos hecho posible el cobro de los proveedores y funcionarios y todavía lo hacemos ahora porque somos solidarios". Moncloa siempre resalta las ayudas del ejecutivo central, pero la intervención ha sido abucheada desde el hemiciclo por un diputado que ha respondido "Sí, sí" en señal de protesta.

Financiación, educación, corrupción

Rajoy también ha recuperado para su discurso de investidura la dialéctica del "caos o yo". El presidente en funciones ha afirmado ante los 349 diputados reunidos en el Congreso y los ciudadanos que no hay alternativa al Partido Popular. Bien, sólo una: "un gobierno de mil colores que no conviene, radical e ineficaz, que vendría de partidos que quieren desafiar las instituciones democráticas y romper España". La afirmación era una interpelación directa a Pedro Sánchez y la posibilidad de que intente una investidura con Podemos.

El popular ha pronunciado un discurso que ha durado cerca de una hora y cuarto, según informaba el jefe de gabinete de la presidencia, Jorge Moragas. El gallego llegaba al Congreso diez minutos antes de iniciar el pleno con la cabeza gacha y rodeado de su equipo. Sólo en el momento en que los periodistas lo han interpelado este ha sonreído y ha levantado el pulgar en señal de ánimo. Rajoy sabe que su investidura fracasará este viernes porque los 170 diputados resultantes de los pactos con C's y Coalición Canaria le son insuficientes sin la abstención del PSOE. Sin embargo, se siente plenamente legitimado.

"Me presento a esta investidura porque urge un gobierno para España, porque el PP es el partido que cuenta con más confianza por parte de los españoles y porque no existe alternativa" exponía como los tres argumentos que lo han llevado a asumir un fracaso anunciado. El presidente interino ha intentado ganarse el favor de los ciudadanos recordando que es ya "un clamor popular y todo el mundo habla" sobre cuándo habrá gobierno. De la empatía, Rajoy ha pasado a la advertencia y ha expuesto los peligros internacionales y los costes de seguir en el interinato durante más tiempo.

"Las cosas se pueden torcer e ir a peor" ha asegurado Rajoy sobre la salida de la crisis y la consolidación fiscal que reitera que empezó su gobierno hace cuatro años. El empleo es el principal objetivo de su programa de investidura, motivo por que las cámaras han enfocado a la ministra en funciones de Seguridad Social y Trabajo, Fátima Báñez. Pero C's no ha aplaudido ni siquiera esta vez el discurso de su socio. Tampoco en ninguno de los momentos en que el popular ha relatado las medidas del acuerdo.

La amenaza y la oferta para cambiar la opinión de los socialistas ha venido de la mano de los presupuestos generales del Estado. Estos tendrían que estar aprobados a finales de septiembre y su prorrogación podría comprometer las cuentas de las autonomías. Así pues, Rajoy ha propuesto a Sánchez negociar la financiación de las comunidades. "Ofrezco a todos los partidos, y singularmente al PSOE, que abramos una negociación para un modelo estable que asegure la igualdad de todos los españoles también en los servicios públicos" ha dicho ante la Corte.

Los intentos de seducir a los socialistas también han venido de la mano del Pacto Nacional por la Educación y la fiscalidad. En el primero de los casos, la formación naranja y los populares acordaron un modelo que acaba de facto con la inmersión lingüística en pos del trilingüismo. En el segundo, Rajoy ha prometido bajar los impuestos sobre la renta (IRPF) a medida que el déficit también vaya bajando (cuándo esté por debajo del 3%). El presidente ha detallado que quiere que el tramo estatal del IRPF sea del 18% en el tramo más bajo, y del 45% en el tramo más alto. Es decir, dos puntos menos.

No todo ha sido cordialidad conforme avanzaba el candidato sobre los temas abordados. La corrupción ha llegado en el minuto 40 del discurso y ha generado la reacción de burla de algunos diputados de Podemos a través de Twitter. Las medidas adoptadas con C's en cuanto a regeneración fueron objeto de crítica porque algunos las consideraron más cosméticas que de profundidad. Empezando por el Sí a un Rajoy que afirmaban nunca harían presidente, algunos habían puesto en entredicho a C's.

El momento –más acentuado– en que los diputados han silbado ha sido después de que Rajoy insinuara que alguien podría desear nuevas elecciones. El discurso del PP en las últimas horas había consistido en instar a los socialistas a no esconderse y explicar si querían nuevos comicios "en un momento en qué les podrían venir bien". Así lo había expuesto el portavoz popular al Congreso, Rafael Hernando, después de presentar el pacto con CC. El presunto provecho por la falta de gobierno ha encendido a los diputados del PSOE con la misma intensidad que el procés a los partidos independentistas.