El líder del Partido Popular y presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha aceptado condicionalmente el encargo del rey Felipe VI de buscar apoyos para intentar formar gobierno, propuesta hecha por el monarca durante la ronda de consultas. Es decir, que Rajoy ha dejado entrever que sólo se presentará a la ceremonia si obtiene los votos suficientes para no fracasar en ella. Tras la votación en el Parlament de Catalunya sobre las conclusiones de la comisión de Procés Constituent, cree el líder del PP que "urge" un gobierno, pues sería este uno de los "más graves desafíos" que ha vivido España.

Rajoy redoblará a partir de ahora "la intensidad de los contactos" que estaba manteniendo de forma "discreta y constante" con el resto de fuerzas constitucionalistas, pero no tiene fecha sobre cuando se celebraría dicho pleno. El presidente en funciones sólo indicó que sería en un "plazo razonable y limitado" de tiempo, jugando con la ambigüedad y esquivando las preguntas de los periodistas. Fuentes de Moncloa no han sido conclusivas tampoco, de modo que si no obtiene los votos, podría declinar. La estrategia apunta en la línea de hacerse con el mandato constitucional y que Pedro Sánchez no le pase por delante, como ocurrió en enero, después de que el gallego lo rechazara.

Como candidato propuesto por el monarca, el presidente en funciones parece sentirse ahora más legitimado. Ha reiterado su voluntad de llegar a acuerdos con los opositores, recordando que remitió un documento a PSOE y C's para trabajar sobre él. Sobre si excluirá a partidos como el PDC de la ronda de contactos que retomará, Rajoy indicó que se reuniría con quién y cómo lo quisiera, en abierto o en cerrado. En este sentido, explicó que había informado al Rey sobre el estado de las conversaciones públicas y privadas que ya ha mantenido y de las posibilidades de llegar a acuerdos.

Rajoy se muestra preocupado por la necesidad de aprobar el techo de déficit que marca Bruselas, transponer una serie de directivas comunitarias y aprobar los presupuestos generales del Estado. Este elemento serviría, según el presidente, para estimar un calendario aproximado sobre la investidura. Deben estar listos entre el 23 y el 30 de septiembre, por lo que esto colocaría la posible ceremonia a finales de agosto: 23, 24 y 25. Esos objetivos, y el "desafío" de las acciones del Parlament ante el Tribunal Constitucional, serían motivo para acelerar la formación de gobierno.

Así las cosas, el popular no parece tener aún los apoyos. C's ya indicó que se abstendrá en la segunda vuelta, y sólo votará 'sí' en la investidura de un dirigente del PP si no es Rajoy. En el caso del PSOE, el 'no' se mantiene. Pero el candidato ha dejado la puerta abierta a una posibilidad que sobrevuela la política española. Esta pasa por que la formación de Albert Rivera le vote "sí" y el PSOE se abstenga. Rajoy ha asegurado que en ningún caso el político catalán le habría hecho llegar su veto a él en las reuniones privadas, mientras que en público Rivera siempre lo ha afirmado así.

Pero sobre qué ha cambiado para que ahora sí acepte condicionalmente el encargo de Felipe VI -con ningún aliado como en diciembre-, Rajoy afirmó que las elecciones habrían sido tajantes. El PP ha crecido 14 escaños, por lo que se siente legitimado para dar el paso adelante y pide a sus oponentes "altura de miras". Es una prioridad para el gallego mantener la consolidación económica y la creación de empleo, recordando las presiones de la Unión Europea y la voluntad de los ciudadanos de que ya haya un ejecutivo después de casi un año en interinidad y sin aprobar ni un proyecto de ley.

"El desafío" del Parlament al TC

Rajoy ha informado de que ha remitido al Rey la voluntad de llevar la votación de este miércoles en el Parlament ante el TC. El ejecutivo central ya ha consultado a la Abogacía del Estado qué pasos se seguirán de ahora en adelante. Este viernes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Moncloa informará sobre las acciones legales que emprenderán.