Jamás conoció "ninguna financiación ilegal" en el Partido Popular, ni al empresario Francisco Correa, quizás "más allá de haberle visto en un acto público", tampoco recibió sobresueldos siendo presidente del Gobierno, y siquiera asistió a ningún debate sobre las cuentas en tiempos del extesorero Luis Bárcenas, ni en los 30 años que ha dirigido el PP, ya que las funciones del ciudadano Mariano Rajoy al frente del primer partido de España se limitaban a "cuestiones políticas, no contables", ha insistido en reiteradas ocasiones ante el tribunal de la Audiencia Nacional durante las dos horas que ha durado su declaración por la trama Gürtel.

Rajoy ha llegado este miércoles al juzgado de San Fernando de Henares entrando por el garaje para evitar las protestas que la Coordinadora 25-S había organizado en la puerta con silbidos y pancartas. Ya dentro del edificio, el presidente ha accedido a la sala del juicio con paso firme y se ha sentado a la derecha del tribunal con las manos entrelazadas, momento en que ha desplegado sus formas de parlamentario para romper la solemnidad del momento. "Mire, yo era un político y lo sigo siendo", advertía antes de exponer la lección y arrancar risas de los asistentes.

Rajoy ha negado las declaraciones de Bárcenas en sede judicial. Ha tachado "de absolutamente falsos" los presuntos sobresueldos que el extesorero atribuyó a los cargos del partido. "Cobrábamos un sueldo de diputado y teníamos un complemento que se declaraba a Hacienda. Este lo dejamos de recibir una vez entramos en el Gobierno", ha dicho Rajoy, repitiendo la misma tesis que la actual tesorera del PP, Carmen Navarro, en su comparecencia en el Congreso hace dos semanas. En segundo lugar, el gallego ha afirmado que el PP no recibió ninguna "donación" de particulares o empresas, algo que sería ilegal.

Preguntado por los papeles de Bárcenas, Rajoy ha negado que avalara la licitud del patrimonio de la cuenta en Suiza, aunque su nombre aparecía y así se lo ha destacado una de las acusaciones. "En absoluto, como tenía que hacerlo", ha zanjado el presidente afirmando que lo supo por la prensa. Se ha acabado de desentender, asimismo, cuando ha reproducido una conversación en 2010, cuando el extesorero dejó el PP, donde también estaba su mujer, Rosalía Iglesias, y Javier Arenas. "Nos dijo que tenía necesidad de una sala para sus documentos, que se los llevaría y que necesitaba el coche del partido mientras iniciaba una nueva vida. Nos pareció razonable", ha expuesto.

El gallego ha tenido que profundizar sobre la relación posterior con su extesorero, con quien dice que no volvió a hablar tras el mensaje de móvil "Luis sé fuerte", ni llamándose de forma directa, ni por mediación de terceros. "Uno envía muchos mensajes, pero no hice absolutamente nada", ha afirmado. Preguntado aquí sobre qué significaba entonces la frase "hacemos lo que podemos", Rajoy no se ha encogido y se ha vuelto que quería decir "se hacía lo que se podía", pero no para perjudicar la investigación, decía mirando al público y a los periodistas como buscando su aprobación.

Contra Aguirre, de nuevo

Pero la cuestión es que Rajoy no se sentaba en los estratos de la Audiencia por el caso Luis Bárcenas, convirtiéndose así en el primer presidente en hacerlo, sino por el periodo 1999-2005 de la Gürtel y por otra personalidad: Francisco Correa.

El jefe Ejecutivo ha asegurado que no conocía a Correa personalmente, ni sus negocios, más allá de quizás "única y exclusivamente saludarlo en un acto público", ha dicho, como dejando en interrogante si incluso eso se habría producido alguna vez. El argumento es que él no se hacía cargo de temas económicos "cosa que se entiende muy bien" porque la separación de funciones era "nítida" y, además, no había dirigido una campaña desde hacía 17 años. "Las cosas son como son y no como uno querría que fueran", ha vacilado el abogado de ADADE (Asociación de abogados demócratas de Europa), vinculado al PSOE.

Si bien, el presidente decidió cortar la relación con Correa en 2004 por los servicios que ofrecía al partido. Ha dicho que fue informado por el extesorero Álvaro Lapuerta sobre que unos empresarios iban utilizando el nombre del PP. Él preguntó si había alguna ilegalidad y Lapuerta aseguró la inexistencia de "pruebas" al respecto. Así ha descargado la responsabilidad en el único extesorero que todavía no ha comparecido en la comisión de la caja B del PP en el Congreso –por motivos de salud–. Sí lo han hecho hasta el momento Navarro, Ángel Sanchís y Rosendo Naseiro.

Finalmente, el presidente ha cargado contra una de sus archienemigas políticas, la expresidenta de la Comunidad de Madrid. Ha dicho que se reunió con Esperanza Aguirre por escándalos (1999-2003) en los municipios en Majadahonda y Pozuelo de Alarcón, y pidió a Aguirre que se ocupara del asunto "porque le competía", volviendo a quedar así exento de culpa. Ahí ha zanjado que "jamás" recordaba haber asistido a un debate de las cuentas o presupuestos del partido en los 30 años que lo dirigió, sino que la información se remitía directamente al Tribunal de Cuentas.