"Hoy damos un paso de gigante con grandes beneficios para la vertebración de país". Con estas palabras, Carles Puigdemont ha estrenado la L9 Sur del Metro, una infraestructura primordial para el Área Metropolitana de Barcelona. El president de la Generalitat ha agradecido el compromiso de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y de sus homólogos en l'Hospitalet de Llobregat y el Prat de Llobregat, además de recordar los esfuerzos de todos los consellers de Territori que se han visto implicados en el proyecto de la L9. Puigdemont ha aprovechado para establecer una comparativa entre los gobiernos catalán y español en términos de infraestructuras y, en esta línea, ha afirmado que mientras la Generalitat tiene un "compromiso con el modelo de movilidad sostenible", el Estado dimite de sus responsabilidades. "Si no hacemos las infraestructuras, no nos las harán", ha apuntado el president, que ha recordado que la inversión del Estado en obra pública ha bajado un 40% en los últimos años. En medio de este discurso de tono crítico, el líder del PP catalán, Xavier García Albiol, se ha levantado y se ha marchado.  

A las reivindicaciones de Puigdemont hay que sumar las de la alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, que ha exigido al secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, una mejora de la red de Rodalies de Renfe con el fin de superar los problemas del actual servicio, "caracterizado por el mal mantenimiento y la falta de inversiones". En un tono mucho más conciliador, Marín también ha mencionado al conseller de Territori, Josep Rull, a quien ha pedido que culmine la L10 Sur en el 2017 tal como anunció hace una semana. Mucho más protocolaria, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha subrayado la importancia de haber mantenido el proyecto a pesar de la crisis. Además, ha calificado el proyecto de "imprescindible para el presente y para el futuro" con el fin de preservar la calidad del aire de Barcelona y el conjunto de las ciudades metropolitanas.