"O referéndum, o referéndum". Esta es la síntesis de la propuesta que el president, Carles Puigdemont, ha dibujado esta tarde en el hemiciclo del Parlament para concretar los últimos pasos de la hoja de ruta independentista. "Como muy tarde, convocaremos un referéndum para la segunda quincena de septiembre del año que viene", ha anunciado además de avanzar que encargará al vicepresident, Oriol Junqueras, la responsabilidad de poner en marcha la arquitectura para hacerlo posible.

Puigdemont ha asegurado que su Govern no renuncia a buscar un referéndum pactado con el Estado, pero ha dejado igualmente claro que una negativa desde Madrid no frenará el objetivo secesionista.

"Trabajaremos con la voluntad de hacer un referéndum acordable con el Estado, en todo momento, pero si llegamos al final de la legislatura y no ha habido ninguna respuesta positiva en este sentido, estaremos preparados y a punto para subir el último peldaño antes de proclamar de manera efectiva la independencia de Catalunya", ha explicado.

Junqueras y Romeva

No sólo eso. Ha señalado al vicepresident Oriol Junqueras como responsable de emprender la arquitectura de un referéndum que se tendrá que organizar a través de la conselleria de Raül Romeva, que es quien tiene las responsabilidades de Participación. "Un encargo que apelará a todo el Govern y del cual todo el Govern asume la responsabilidad que le corresponde", ha remachado. El de hoy era, sin duda, un discurso lleno de mensajes entre lineas y en todas direcciones.

Previamente, a finales de julio, el Parlament aprobará las leyes de desconexión necesarias para que Catalunya "funcione como Estado independiente". Será después, "como mucho" la segunda quincena de septiembre, cuando se celebrará el referéndum.

La CUP y los presupuestos

Para hacer eso posible, ha dejado claro que hay que superar no sólo la cuestión de confianza que mañana se votará sino también el debate de presupuestos. "Sin presupuestos no se puede gobernar bien y, si no se puede gobernar bien, se tendrá que convocar de nuevo a los ciudadanos", ha advertido.

En este punto ha mostrado el convencimiento de que incluso en el momento de mayor discrepancia las fuerzas independentistas mantendrán la "lealtad a la voluntad de los ciudadanos". Pero, por si había quedado alguna duda, ha insistido en un mensaje directo a la CUP: "O se aprueban los presupuestos que prepara el vicepresident Junqueras o haré uso de las facultades que tengo para convocar elecciones. Aconsejo, por lo tanto, que quien no tenga intención de apoyar los presupuestos nos ahorre el tiempo y mañana no me otorgue la confianza".

Movilización de la gente

El president ha explicado que el Govern está preparado para el proceso de desconexión con el Estado, que el recorrido está diseñado para hacerlo de manera ordenada y "con garantías de seguridad jurídica y viabilidad económica", así como de sostenibilidad de las cuentas públicas y de continuidad de los servicios.

"Habría sido una irresponsabilidad haber propuesto un Estado propio y no prepararlo con máximo a cuidado", ha asegurado después de señalar tanto cuestiones legales como cuestiones prácticas y concretas de la logística necesaria para garantizar que el país funcione.

Ha proclamado que él no fallará pero ha advertido que para salir adelante este proyecto necesita un Parlament "sin fisuras" y la gente que se movilice cuando haga falta. "Que hará falta", ha añadido mostrando el convencimiento de que los partidarios de la independencia responderán en la calle cuándo se los necesite.

Antes de empezar el pleno, Puigdemont ha explicado las líneas de su discurso a los diputados de JxSí, que han respondido con aplausos. Acto seguido, se ha reunido con el expresidente Artur Mas con quien ha hecho el recorrido entre su despacho i el hemiciclo, con el fin de ilustrar la cohesión entre los dos políticos.

Oportunidad en el Estado

La expectación en el pleno para conocer la hoja de ruta del president era máxima. Y ha reservado este punto para el último tramo de la intervención. A pesar del escepticismo que ha mostrado sobre las posibilidades de un referéndum acordado, ha admitido que "hay una nueva oportunidad". Ha advertido que el Estado tendrá que escuchar la demanda catalana si quiere salir del enredo en que se encuentra la política española.

"Está toda la disposición a colaborar lealmente con el Gobierno español que quiera colaborar lealmente con el Govern catalán", ha garantizado refiriéndose tanto a los compromisos autonómicos como a hacer posible el referéndum.

En este punto, ha insistido que el Gobierno está dispuesto a abrir una negociación con el Estado sobre la pregunta, la fecha, los cuórums necesarios y la moratoria de tiempo en que no se haría otra consulta en caso de que esta no prosperara. Ha sido este uno de los pocos momentos en que se ha roto el silencio del hemiciclo con sonrisas irónicas desde los escaños de Ciutadans que el president ha replicado con uno "veo que les hace gracia".

Oferta que no paraliza

Puigdemont ha planteado su propuesta al Estado por si hay alguien en el sistema político español con el "coraje y compromiso necesario", advirtiendo que esta "oferta no caduca pero tampoco paraliza".

No por nada. El president ha hecho evidente las dificultades que tendría que superar esta vía señalando como el sistema político y mediático español "devora" a quien osa "preguntarse si no se tendría que hablar con las fuerzas a independentistas", en referencia al secretario general del PSOE. "Le sacan el Sant Cristo Gros y le organizan un sidral federal monumental", ha ironizado evocando las declaraciones que hoy ha protagonizado el exsecretario general socialista Felipe González.

El Estado, peor

Tampoco el actual ejecutivo español le merece especial confianza. Ha recordado que cuando llegó a la presidencia había un gobierno en funciones en España y que hoy, 9 meses más tarde, sigue un gobierno en funciones, pero con un Estado "claramente a peor", ha añadido refiriéndose a "ministros que han demostrado su indignidad para ocupar en cargo" y continúan "aferrados a la poltrona".

El jefe del ejecutivo ha aprovechado también para reprochar lo que describe como una "grave e irresponsable desconsideración" del ejecutivo del PP, y ha citado las palabras del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que la semana pasada aseguró que no se puede negociar con la pistola del separatismo encima de la mesa o el ministro de Exteriores que consideró peor un proceso independentista que un atentado.

"Recuerdo todo esto porque todos aquellos que hablan de moderación y de centrismo contrasten exactamente qué dicen ínclitos moderados y centristas ante una demanda democrática", ha ironizado en una referencia tras la cual se ha adivinado una pulla al conseller de Cultura, Santi Vila, que el lunes felicitaba el perfil centrista de Feijoo i Iñigo Urkullu.

Al acabar el pleno, los diputados de JxSí han aplaudido Puigdemont de pie. El resto del hemiciclo, incluidos los diputados de la CUP, lo miraban sentados en sus escaños, excepto la cupaire Pilar Castillejo, que en breve abandonará el grupo parlamentario, que aplaudía desde el escaño.

Antes de abandonar el Parlament, los diputados de JxSí se han reunido de nuevo con el president. En la misma sala donde antes de comenzar el plena les ha informado de las lineas previstas en su intervención. Allí ha sido recibido con gritos de "independència" y satisfacción de los miembros del grupo.

Mañana será el turno de los grupos.