Nuevo capítulo del pulso legal que mantienen los exiliados independentistas con el juez instructor del Supremo Pablo Llarena. La defensa de Carles Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí y Lluís Puig ha invocado el derecho fundamental a un juez imparcial y ha solicitado la recusación del magistrado instructor Pablo Llarena. El detonante ha sido el acto que tuvo lugar el 16 de noviembre, en que Pablo Llarena recibió el llamado Premio Villacisneros, que otorga la fundación del mismo nombre.

El escrito, dirigido a la Sala Segunda del Tribunal Supremo, advierte que la aceptación del premio "priva manifiestamente" a Llarena de la imprescindible imparcialidad en la causa, por lo cual se tendría que abstener en esta instrucción, tal como marca la Ley Orgánica del Poder Judicial.

La Fundación Villacisneros

El recurso explica que la Fundación Villacisneros es una "organización nacionalista española" que asegura trabajar "por la unidad y el fortalecimiento de España"; recuerda que esta organización se adhirió a la manifestación en que se reclamaba la detención de Puigdemont en octubre de 2017; y recoge declaraciones públicas de dirigentes de la fundación en relación con Puigdemont como las de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre; el exministro Jaime Mayor Oreja; el eurodiputado de Vox --partido que figura como acusación popular a la causa--, Hermann Tertsch; o la eurodiputada del PP Isabel Benjumea, miembro del partido que gobernaba cuando el ejecutivo español cesó al gobierno de Puigdemont con el 155.

"La Fundación Villacisneros, que defiende íntegramente el ideario de la extrema derecha, ha venido reclamando, incluso desde antes de que se iniciara esta causa penal, el encarcelamiento de Puigdemont," advierte.

El texto explica que la propia fundación ha explicado la relación entre el premio y el caso que instruye Llarena contra Puigdemont y recopila diferentes intervenciones registradas a lo largo de la ceremonia de entrega del galardón donde incluso se aludía a las euroórdenes y al último intento de detener al político independentista en el Alguer. La aceptación del galardón "ha supuesto la definitiva pérdida de su imparcialidad", denuncia el escrito.

 

Los buenos y los malos

Entre las intervenciones que incluye el escrito sobre el acto de entrega del premio figura, por ejemplo, la del anterior premiado, Dieter Brandau: "Cuando el prófugo Puigdemont y su abogado condenado por terrorismo Gonzalo Boye se querellaron contra el juez Pablo Llarena; cuando la Mesa del Parlamento de Catalunya arremetió contra el juez Pablo Llarena, cuando los cachorros de la CUP atacaron en varias ocasiones el domicilio familiar del juez Pablo Llarena; a mí me habría gustado que el Gobierno de mi país (...) se hubiera esforzado, con el conjunto de las instituciones oficiales, en explicarle a la sociedad española que el juez Pablo Llarena era de los buenos; y que los otros, los que se querellaban contra él, los que atacaban la casa donde vive su familia, los que arremetían --desde la Mesa, nada menos, de un parlamento regional--, que eran los malos, que lo estaban haciendo mal".

La conclusión del escrito es que la aceptación del premio por parte de Llarena no deja ninguna duda que "ha comprometido definitivamente su apariencia de imparcialidad" y hace "ineludible su apartamiento definitivo", tal como fija la Ley Orgánica del Poder Judicial.

 

En la imagen principal, el juez instructor Pablo Llarena durante el acto a la Fundación Villacisneros