El president Carles Puigdemont firma una tribuna en el diario Le Monde, junto con el diputado francés Sébastien Nadot, donde denuncian la actitud de los estados miembros de la Unión Europea ante el conflicto independentista, incapaz de resolver, por parte del Gobierno. Puigdemont y Nadot son contundentes de entrada: "Los 27 guardan silencio ante Madrid con el pretexto que tomar una posición sobre Catalunya corre el riesgo de resquebrajar España".

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Imagen de la tribuna de Puigdemont i Nadot en Le Monde

Caso Junqueras

Así pues, Puigdemont cita el caso de Oriol Junqueras para recordar la anomalía de los derechos del político con las decisiones judiciales: "Oriol Junqueras, eurodiputado electo en 2019, se benefició de una sentencia principal del Tribunal de Justicia de la UE del 19 de noviembre de 2019, que declara que efectivamente era diputado del Parlamento y tenía inmunidad parlamentaria desde la proclamación de los resultados de las elecciones europeas. Oriol Junqueras ha pasado varios años en prisión en España y ya no es eurodiputado a causa de la justicia española, que se encuentra a la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE".

La irrelevancia que dio la UE en el caso Junqueras y cómo este perdió sus derechos legítimos les llevan a ser muy críticos con la pasividad de la UE: "La gravedad de estos ataques a los principios fundamentales de la democracia nos concierne a todos los europeos, ciudadanos corrientes y funcionarios electos nacionales y europeos, aferrados a los valores y principios, consagrados en los tratados europeos y las constituciones nacionales".

Nadot también se suma en el ejemplo con el de su compañero de tribuna, Puigdemont: "Fue elegido eurodiputado en 2019, fue detenido en Cerdeña por la petición de extradición inmediata de España e ingresado en prisión policial, antes de que la justicia italiana decidiera suspender el procedimiento y remitir el asunto al Tribunal de Justicia de la Unión Europea". La conclusión que ambos dan es clara: "Esta democracia es Europa. Estos parlamentarios son los eurodiputados catalanes".

¿Balanza desigual entre Catalunya y Polonia?

Pero el aviso que hacen no se limita solo a Catalunya, sino que la amenaza de no afrontar conflictos territoriales que hacen colgar de un hilo los derechos y libertades de las personas se puede extender si nos fijamos en otros acontecimientos lejos de aquí. A pesar de todo, la diferencia en la reacción entre unos hechos y otros es relevante. El ejemplo lo encontramos con la política del gobierno ultra de Polonia, que pone entre las cuerdas los valores con que se constituyó la Unión y por los cuales un estado también pasa a ser miembro.

Puigdemont se pregunta: "Cuando el gobierno polaco ataca los derechos fundamentales de las personas LGBT (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero), ¿alguien se atrevería a decir que eso es solo un asunto puramente polaco? Pero cuando el Gobierno y la Justicia se centraron en los funcionarios electos catalanes, el gobierno francés mira hacia otro lado tímidamente y proclama, con la mano en el corazón, que eso es solo un asunto puramente español. Toda Europa se mueve por la decisión del tribunal constitucional polaco de no reconocer más la primacía del derecho europeo sobre el derecho nacional. Para justificar esta posición que ataca el corazón del proyecto europeo, los jueces constitucionales polacos se apoyan en el precedente de la justicia española, que desobedece la ley europea con respecto a los derechos fundamentales de los funcionarios electos europeos catalanes".

Y concluyen con una pregunta que puede ser la vía de escape a las excusas que pueden encontrar gobiernos como el de Polonia para seguir adelante con sus políticas radicales: "¿Qué debemos responder a los líderes europeos cuando, de hecho, adoptan una lectura a dos velocidades de los derechos fundamentales europeos?"