El acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez no está cerrado, cuando menos por lo que respecta a las negociaciones con Junts. Así lo aseguran diferentes fuentes de este partido consultadas por ElNacional.cat después de que esta mañana se ha reunido la permanente de su dirección en Bruselas en un encuentro encabezado por el president en el exilio, Carles Puigdemont. En medio de una jornada de nervios por la sucesión de reuniones y anuncios de acuerdos entre PSOE y ERC, Junts insiste en que las negociaciones continúan. La ejecutiva del partido, que estaba previsto que se encontrara esta tarde de manera telemática, finalmente no se ha reunido, y por la noche la mayor parte de los miembros de la permanente han vuelto hacia Barcelona, con las conversaciones todavía abiertas.

El partido de Carles Puigdemont mantiene las exigencias sobre los "flecos" pendientes, que afectarían esencialmente a la ley de amnistía. Bien diferente es la situación en ERC, que ha anunciado esta misma mañana que ya había cerrado el acuerdo con los socialistas, tanto por lo que respecta a la amnistía, como el traspaso de Rodalies y financiación. De hecho, a primera hora de la tarde se han reunido en Barcelona el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, para firmar el acuerdo y uno y otro han comparecido, por separado, para dar a conocer los puntos del acuerdo.

También Junts había montado un atril en el hotel de Bruselas mientras estaba reunida la cúpula del partido, lo cual ha hecho deducir que la comparecencia de Puigdemont para anunciar el acuerdo de Junts se celebraría también hoy. No obstante, a media tarde se ha desmontado el atril sin que nadie lo hubiera utilizado, ni Puigdemont ni ni ninguno de los asistentes a la permanente, entre los cuales estaba la presidenta del partido, Laura Borràs, y el secretario general, Jordi Turull, además de la presidenta del grupo de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras. Tras el silencio de Junts aparece también la voluntad de marcar distancias con la escenificación del acuerdo protagonizada por ERC con el PSOE. De rebote, el hecho de que la permanente no haya dado el visto bueno al acuerdo, ha hecho que no se celebrara la ejecutiva prevista para este jueves por la tarde, ni se haya convocado el consejo nacional que debía celebrarse mañana.

Sin prisa

De hecho, después de la mañana de reuniones en la capital belga, Junts insiste en que no han cerrado el acuerdo y que las conversaciones con el PSOE continúan en marcha. El alcance de la amnistía sería una de las cuestiones que están sobre la mesa. La discusión, según algunas fuentes, podría girar en torno a la inclusión del caso Volhov, así como casos que implican el delito de malversación -algunos de dirigentes cercanos a Puigdemont- o la prevención ante carpetas todavía bajo secreto de sumario. Pero el contenido de las conversaciones se mantiene en absoluta discreción. Desde Junts también habría provocado irritación algunos cambios introducidos por los negociadores del PSOE en la redacción de puntos ya cerrados. De ahí la insistencia, de nuevo, en reclamar "garantías" sobre todos los pactos cerrados.

La reunión de Junts se ha celebrado en el mismo hotel donde el 5 de septiembre, Puigdemont señaló las condiciones que exigía para aceptar negociar el voto a la investidura de Sánchez, entre las cuales la amnistía, el reconocimiento de la legalidad democrática del independentismo y un mediador para las negociaciones con el Estado.

Tres meses después, el partido de Puigdemont asegura que no tiene prisa para cerrar el acuerdo. Esta es ahora mismo la consigna, enmedio de la guerra de nervios en marcha. Aunque el PSOE intenta situar el debate de investidura para la próxima semana, el plazo para una votación en el Congreso no se agota hasta el 27 de noviembre, por lo cual Junts evita dejarse llevar por los tiempos que han querido marcar PSOE y ERC.