"En una Catalunya libre, el voto y la opinión de las personalidades valdrá lo mismo que el de las personas". De esta forma, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha criticado el manifiesto que reclamaba una tercera vía a los gobiernos catalán y español. El president ha hecho un paralelismo entre el texto que exige una negociación y "el viejo régimen".

Puigdemont ha hecho referencia al manifiesto que se hizo público ayer, bajo el nombre "Per Catalunya i la democràcia", y que ha contado con el apoyo de políticos del PSC, la antigua Unió y algunos exmiembros de CDC. El president no ha tardado en responder al texto, que le ha sido remitido por los firmantes.

Los detractores del president, como el exdiputado del Parlament Jordi Cañas, no han tardado en criticar el tuit. Cañas, de Cs, ha asegurado que Puigdemont es un "tío patético", además de dar a entender que su discurso es incoherente.

Más tarde, Cañas ha añadido que "en una Cataluña libre, el presidente de la Generalitat será escogido por los catalanes", y no será como lo que ocurre ahora, cuando el presidente es "un títere nombrado a dedo por un fracasado [Artur Mas]".

El que fue mano derecha de Albert Rivera ha apuntado que las palabras de Puigdemont son mentira porque si se es "separatista" o "amigo de separatistas", entonces el voto y la opinión cuentan más.

Qué dice el manifiesto

El manifiesto, que ha sido enviado a Puigdemont y Rajoy, aboga por alcanzar un acuerdo entre las partes enfrentadas, los gobiernos catalán y español, para así encontrar una solución política al procés.

Entre los firmantes se encuentran el exlíder de Unió Democràtica de Catalunya, Josep Antoni Duran Lleida; los exalcaldes socialistas de Barcelona y Terrassa, Jordi Hereu y Pere Navarro, además de otros perfiles no políticos como el expresidente del TC Eugeni Gay, entre otros juristas, catedráticos y empresarios. 

El texto alerta de que el referéndum anunciado para el 1 de octubre "atenta" contra el estado de derecho y no es "democráticamente homologable", ya que no se corresponde con la realidad estatutaria de Catalunya ni con la Constitución española. Asimismo, se muestran preocupados por el secretismo en la elaboración de las leyes de desconexión.