El presidente en el exilio Carles Puigdemont ha hablado en una entrevista a la revista norteamericana Salon de cómo el movimiento independentista está reinventando la manera de entender las naciones y el poder en pleno siglo XXI.

Centrándose en la evolución del Consell per la República, Puigdemont lo hace sujeto de un activismo político que puede ir más allá que el Govern de la Generalitat. Puigdemont explica en la entrevista que el gobierno catalán trabaja bajo "vigilancia y violencia", cosa que comporta unos límites financieros y políticos.

Este es el motivo, considera, por el cual las conselleries no pueden llevar a cabo el tipo de trabajo diplomático que necesita la nación. Y pone un caso práctico: "No puede encargar actividades y estudios diseñados para fomentar la autodeterminación sin incurrir en cargos de uso indebido de fondo públicos".

En definitiva, para Puigdemont, el Consell de la República puede ir mucho más allá en estas áreas de lo que pueden hacerlo las instituciones catalanas en España.

El Consell per la República se define en el artículo como una herramienta "transnacional". Puigdemont lo argumenta en el sentido que se dirige y acoge "la participación de todas aquellas personas del mundo que quieran participar en este proyecto".

Puigdemont explica que con el Consejo se quieren mostrar "las credenciales de la República de Catalunya". Funcionará como una "cooperativa de ciudadanos en la cual todos somos accionistas y todos recibimos beneficios", apunta. El presidente en el exilio muestra su convicción de que esta es la mejor manera de implicar a los ciudadanos en la democracia. ¿"Cuál será el papel del ciudadano en las instituciones de esta nueva república y en el procés de elaboración de políticas? ¿Su papel será pasivo o activo? ¿Tendrán un papel en la toma de decisiones o su papel será limitado, como ha sido hasta ahora, a la votación cada cuatro años? El Consejo es un intento por llevar a cabo la discusión sobre estos temas.

Nuevas maneras de ser una nación

El presidente en el exilio considera que, actualmente, hay un debate muy interesante sobre qué es exactamente una nación y apunta que los estados-extraterritoriales se empiezan a convertir en una realidad.

En la reflexión, Puigdemont también dice que, ahora, todos los ciudadanos pueden aprovechar herramientas que les permitan participar en la co-administración o en la co-gobernanza de sus sociedades. "Hoy la gente tiene un acceso a cualquier cosa de manera casi equitativa en aquellos que sueño al poder", explica.

Para el presidente Puigdemont el mundo es hoy mucho más complejo de lo que hace 50 años. Sin embargo, reconoce que "la democracia liberal sigue tratando a sus ciudadanos de manera paternalista, como si fueran menores de edad".

Y en este sentido, continúa, los catalanes "tienen sus propias opiniones y han entendido que crear un estado es el futuro".

Para hacerlo, puntualiza en la entrevista, no se quiere crear "una versión pequeña de España, simplemente cambiante el nombre y la bandera y teniendo el mismo sistema parlamentario y la división de poderes". De lo que se trata, afirma, es de hacer una cosa que en España es imposible hacer: "Crear un estado verdaderamente moderno".