Como ya pasó ahora hace unas semanas con la Mesa del Parlament, el PSC mantiene viva la esperanza de acabar presidiendo el futuro Govern de la Generalitat a la espera de que los partidos independentistas no lleguen a un acuerdo.

Así se ha expresado la portavoz del partido en el Parlament, Alicia Romero, después de que su grupo se haya reunido con Pimec. La dirigente socialista ha anunciado que el PSC se reunirá próximamente con Ciudadanos y el PP después de semanas de negociaciones con los comunes. Así pues, los socialistas mantienen, por ahora, su voluntad de presentar a su presidenciable, Salvador Illa, a la investidura.

De hecho, el mismo líder del partido naranja en Catalunya, Carlos Carrizosa, ya ha confirmado en una entrevista en Catalunya Ràdio que antes dará apoyo a un candidato constitucionalista para investirlo president de la Generalitat, en referencia al candidato del PSC, Salvador Illa, que a "un independentista que quiera el embate democrático" con el Estado. Hay que esperar al posicionamiento del PP, que esta misma mañana ha iniciado la ronda de contactos con la presidenta del Parlament, Laura Borràs.

Con respecto a la relación con los comunes, Romero ha asegurado que es "buena y cordial" y ha querido reforzar este pronunciamiento recordando que el grupo que lidera Jéssica Albiach les dio apoyo en las votaciones de la presidencia y las vicepresidencias de la cámara.

Esperando el desacuerdo independentista (otra vez)

Un escenario similar al de ahora es el que se dio durante las semanas de negociaciones por la Mesa. La pugna entre JxCat y la CUP por la presidencia del Parlament hizo que hasta última hora los socialistas se vieran con posibilidades reales de acabar presidiendo la institución. Finalmente los anticapitalistas cedieron, Borràs fue investida presidenta y la candidata del PSC, Eva Granados, se tuvo que conformar con la vicepresidencia segunda.

Ahora, sin embargo, el acuerdo es más complejo, ya que tiene que ver con el Govern, la legislatura y la hoja de ruta del independentismo para los próximos años. El preacuerdo entre ERC y la CUP ha generado cierto malestar en JxCat, que se siente cada vez más presionado para adherirse, aunque no lo ha pactado. De este principio de acuerdo destacan elementos como la celebración de un nuevo referéndum, la cuestión de confianza a que se someterá Pere Aragonès a medio mandato para renovar las bases del acuerdo o la revisión de la mesa de diálogo con el Estado en el 2023.