El PSOE y Sumar empiezan a moverse en el Congreso de los Diputados para cuidar a los potenciales socios a la posible investidura de Pedro Sánchez y cumplir con los acuerdos firmados que permitieron escoger a Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. Todo eso mientras Alberto Núñez Feijóo se aventura a una investidura improbable y va acumulando negativas. Fuentes de la formación encabezada por Yolanda Díaz han confirmado que cederán dos diputados a Esquerra Republicana para que los republicanos tengan grupo parlamentario propio y fuentes socialistas han asegurado que prestaran cuatro diputados para que Junts per Catalunya esté en las mismas condiciones en la cámara baja. El movimiento se tiene que enmarcar en las negociaciones que han arrancado para que los independentistas den apoyo a la formación de un gobierno progresista en el Estado.

A dos días para que finalice el plazo para constituir los grupos parlamentarios, el gesto del PSOE y Sumar permite a los independentistas catalanes alcanzar uno de los requisitos para tener grupo propio, que es obtener, como mínimo, 15% de los votos a las circunscripciones donde se presentan, entendiendo Catalunya como el conjunto de las cuatro demarcaciones donde concurrieron. La otra condición ya la cumplen: haber conseguido 5 escaños. Ahora bien, ni ERC ni Junts, que sacaron 7 diputados cada uno, cumplen las otras dos condiciones que marca el reglamento. Se quedaron lejos del 5% de los sufragios en todo el Estado y a una distancia de 15 diputados que también dan derecho a tener entidad propia. La cesión de diputados es una práctica no regulada en el reglamento, aunque históricamente la Mesa la ha aceptado.

Con respecto a los republicanos, Sumar cederá a ERC un diputado de los comunes en la demarcación de Barcelona y otro en la de Tarragona para que, así, los de Gabriel Rufián superen la barrera del 15% de los votos en el conjunto de Catalunya —reclutaron el 13,1% el 23-J—. Después de las elecciones generales, ERC solo superó el umbral en Lleida (18,6%) y Tarragona (15,07%), y se quedó a las puertas en Barcelona (12,3%) y Girona (14,74%). De la misma forma, el PSOE dejará a cuatro diputados a Junts -dos en Tarragona y dos en Girona- para ayudar a Junts per Catalunya, que se quedó un poco más lejos del umbral establecido en el reglamento. En el conjunto del país, los de Carles Puigdemont se situaron en el 11,1% de los sufragios el 23-J, aunque superaron la barrera del 15% en Girona (19,6%) y Lleida (18,04). En cambio, los registros quedaron por debajo en Tarragona (11,08%) y Barcelona (9,68%).

Las ventajas de tener grupo propio: más dinero y más visibilidad

Tener grupo parlamentario propio representa un cúmulo de ventajas de provecho para las formaciones políticas que se resumen en tener más recursos y más visibilidad en la vida parlamentaria. En el aspecto económico supone una subvención fija de 30.346,72 euros mensuales y una subvención variable de 1.746,16 euros al mes por cada diputado. En la vertiente política, tener grupo propio, entre otros, implica tener más tiempo para intervenir en los debates, poder preguntar al gobierno en cada sesión de control y más ventanas para llevar al pleno iniciativas legislativas. De no ser así e ingresar en el grupo mixto, los partidos se tienen que repartir a partes iguales el tiempo de intervención y tienen limitadas las interpelaciones al ejecutivo y la posibilidad de presentar textos a la cámara.

Los comunes creen que facilitará la investidura

Los diputados cedidos a ERC serán de la rama catalana de Sumar, d'En Comú Podem, que cree que el gesto hacia ERC "es una declaración de intenciones" para lo que esperan que sea "una relación fluida y larga en los próximos años", así como "una buena señal de sintonía para la posible negociación de una investidura próxima". "Queremos que los próximos cuatro años sean la legislatura plurinacional que consolide un gobierno progresista", afirman fuentes de los comunes.