Discriminación, exclusión, rechazo... Los diarios de Madrid usan hoy decenas y decenas de adjetivos para cargar contra Catalunya por no aceptar el castellano como lengua vehicular y aprovechan la ocasión para felicitar al gobierno de Mariano Rajoy por haberse puesto por fin manos a la obra para acabar imponiendo la lengua del estado español en las escuelas catalanas gracias a la aplicación del artículo 155 de la Constitución española.

Por ello se felicitan de que, por fin, se hará efectiva la aplicación de la norma suprema, que servirá para "devolver a los catalanes a nuevas arbitrariedades secesionistas" y vuelven a animar, como ya hicieron ayer, al ejecutivo del PP a usar todas las herramientas que estén en sus manos para "garantizar el cumplimiento de la ley" en Catalunya.

Pero el victimismo de la prensa española no desaparece y ya viene siendo una constante en sus editoriales de cada día. La idea central de este nuevo capítulo de la ofensiva estatal contra las competencias de Catalunya es que "España es el único país de Europa en el que el idioma oficial del Estado está arrinconado en una de sus regiones". Eso sí. Los diarios analizados, a diferencia de los catalanes, no hacen ni una sola mención en sus portadas a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto el día en que se cumplen seis meses de los ataques, y se centran única y exclusivamente en la cuestión lingüística.

¿Discriminación?

Convencidos de que "el nacionalismo ha utilizado la lengua como una de las principales herramientas de identificación nacional en torno a una idea excluyente de la cultural", El Mundo suelta en su editorial titulada "Acabar con la discriminación del castellano" que los independentistas aprovechan "una idealización explotada" del nacionalismo lingüístico para "imponer una pretendida cultura propia que habría existido desde tiempos legendarios, y cuya actualización conduciría a la emancipación de un pueblo también teóricamente reprimido".

El diario citado gira la tortilla y critica que el poder en Catalunya "ha permanecido en las mismas manos desde la Transición" para concluir que "el idioma ha sido utilizado en Catalunya como una forma de rechazo a todo lo español y como un instrumento para la segregación".

Es precisamente en este punto donde aparece mencionado el expresident Jordi Pujol. Según este rotativo, fue el pujolismo quien "inventó" la inmersión lingüística y cargan contra todos los gobiernos catalanes por haber "mantenido de forma impune por todos los gobiernos que le sucedieron, incluidos los del tripartito".

El Mundo usa esta ocasión para felicitar al gobierno del PP porque "ahora puede utilizar la legitimidad que le otorga la aplicación constitucional del 155 para acabar con la impunidad lingüística del nacionalismo", aunque se lamentan de que "sorprende que, después de tantos años, el Gobierno esté buscando desesperadamente la forma de hacer que se cumpla la ley en una comunidad autónoma".

Porque aún "hay margen". Hasta que no se forme Govern, los de Rajoy tienen vía libre para hacer cumplir la ley, así como para "articular algún mecanismo efectivo que acabe con la segregación del alumnado por idioma". Con estos argumentos, instan, pues, al ejecutivo español a "evitar la tentación de utilizar esta batalla con fines electoralistas" y a "buscar el apoyo de los principales partidos constitucionalistas".

En otra editorial, cargan contra los obispos por haber pedido "una reflexión" sobre la situación de los presos políticos" porque, a su juicio, "resulta descorazonador que los obispos catalanes, en vez de contribuir a generar un clima de concordia entre ciudadanos con sensibilidades bien diversas, y en vez de respetar el ordenamiento legal vigente -como cabe exigir a cualquier institución en democracia—, se dediquen a dar cobertura a la estrategia del independentismo, ignorando así al menos a la mitad de sus fieles".

Brizna de esperanza

ABC, de su lado, titula su editorial "Una promesa de obligado cumplimiento", y en ella advierten al gobierno español de que "le tomamos la palabra". De hecho, su portada va dedicada en exclusiva a la cuestión de convertir el castellano como lengua vehicular en la educación de los niños catalanes y avisan de que "el nacionalismo catalán seguirá siendo un problema para la convivencia en Catalunya y, por extensión, en España mientras en esa comunidad autónoma no cambie el sesgo separatista del sistema educativo, de la política lingüística y de los medios públicos de comunicación".

Para este diario, el anuncio de Rajoy de introducir el castellano como lengua vehicular abre una brizna de esperanza para poder, al fin, imponer la lengua española en la educación de los niños catalanes, así como para acabar con el "desacato a las sentencias y la marginación de las familias que reclamaban para sus hijos el derecho a estudiar en castellano".

En un visible menosprecio hacia el catalán, también cargan contra las sanciones que se pueden imponer a un comerciante si no usa la lengua de Catalunya para rotular los carteles porque, subrayan, esto "representa un ejercicio continuo de asfixia del castellano".

Ahora bien. También cargan contra los de Rajoy porque, a su parecer, su iniciativa "puede tener un recorrido corto" después de ver como ayer el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, "la diluyó ayer en un mero compromiso para garantizar el uso del castellano en las escuelas catalanas" y, precisamente por eso, les quieren hacer saber que "no es bueno lanzar compromisos si no está seguro de que puede cumplirlos".

Por ello, les emplazan a aplicar a la política lingüística un 155 y critican que los socialistas no apoyen esta nueva propuesta contra el catalán.

Herramienta política

La Razón da por hecho que el castellano es "la lengua de Catalunya" y, de hecho, este es el título de su editorial. En una línea similar a El Mundo, los de Francisco Marhuenda insisten en que en Catalunya "la lengua ocupa en el ideario y estrategia nacionalista un lugar central".

Reclamando que "las dos lenguas deberían compartirse con equilibro", también mencionan a Jordi Pujol para decir que él también "consideró la lengua como el elemento desde el cual dar forma y articular su proyecto político de nacionalización, con una marginación absoluta del castellano en el ámbito oficial y en la educación, en contra de todas las sentencias dictadas sobre esta discriminación".

Según su opinión, el independentismo ha convertido la lengua en una "herramienta política representación de una ideología" y se obstinan con la idea de que "el castellano no sea objeto de idéntico derecho ni disfrute, con la catalana, de la condición vehicular en la enseñanza".

Después de que, como siempre según su punto de vista, Catalunya no haya cumplido con las leyes en relación a la lengua, ponen de relieve que "que el Gobierno se proponga asegurar la enseñanza de castellano es justo y necesario, aunque es una medida que llega tarde" y, justamente por esto, subrayan que "esta iniciativa debe ponerse en marcha no sólo porque el artículo 155 lo permite, sino porque la Generalitat está incumpliendo la Ley, todas las sentencias y en nada perjudica al catalán".

Por ello, se muestran confiados en que ésta "no sólo sea una iniciativa para presionar y que se acabe constituyendo un gobierno legal en Catalunya, porque de nuevo estaríamos en el uso político de la lengua que ha impuesto el nacionalismo".

Mientras tanto, hoy El País es más suave en esta cuestión y dedica sus opiniones a otras cuestiones rebajando levemente el tono contra Catalunya.