Como una tropa que lucha por mantenerse en el poder, el Partido Popular empieza a avanzar terreno para conseguir apoyo entre los partidos de la oposición. El PSOE pide quedarse al margen de la ofensiva, disimulando la división interna que hay en Ferraz entre aquellos que no quieren colaborar "ni por acción, ni por omisión" y aquellos que le dejarían pasar, pero sin "un cheque en blanco" a cambio. Es la posición de la presidenta andaluza, Susana Díaz, resquicio por donde Génova tiene intención de colarse, a cambio de abrirse a hablar sobre la reforma constitucional, la ley electoral, las pensiones y la financiación de las comunidades. E incluso, sobre la reforma laboral.

No se cerrarán a ninguna fuerza del arco parlamentario, entre las cuales se podría encontrar Ciudadanos, el PNV, Coalición Canaria, o Nueva Canarias. Sin embargo, a los populares no les parece suficiente la opción de pasar la investidura con los mínimos apoyos. El vicesecretario sectorial, Javier Maroto, ha afirmado que su socio preferente es Ferraz, con quienes consideran podrían impulsar un gobierno más estable, "sólido" y duradero para los próximos cuatro años. El contexto internacional se presenta convulso dentro de la Unión Europea y en Moncloa se han visto superados –en silencio– por la experiencia del gobierno en funciones. 

El objetivo del PP es un pacto integral de gobierno. Como en el último proceso de negociaciones, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, ha recordado que si Podemos rompe los acuerdos de gobierno con los socialistas en las comunidades donde se dan apoyo, el PP no tendría problemas en reemplazarlos para que los otros se mantuvieran en el poder. Es el caso de Aragón, donde gobierna Javier Lambán con el apoyo del podemita Pablo Echenique, o la Comunidad Valenciana, donde el presidente Ximo Puig cuenta con el apoyo de Compromís y Podemos.

Y mientras en Ferraz se lo piensan, las zanahorias a los socialistas van acompañadas por redobles en la presión ante la posibilidad de unas terceras elecciones. El presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha recordado que no se presentaría a la investidura si antes de la ronda de contactos del rey Felipe VI, el 19 de julio, no tiene los apoyos suficientes. La indignación del PSOE ha sido manifestada por el portavoz Antonio Hernando, quien ha lamentado la apuesta y ha informado de que ellos sí aceptarían el encargo, en caso de que le volviera a ser propuesto. Así tuvo lugar a principios de año.

Apoyo de investidura, gobierno en minoría

La ofensiva no solamente se juega en la capital del Estado, ni en un solo flanco. Si el PSOE no colabora con su rival histórico, el PP tendría que explorar un acuerdo de mínimos para pasar la investidura con alguna fórmula que pueda convencer a Ciudadanos y a demás partidos para que le confieran una mayoría simple.

Su presidente, Albert Rivera, llamó anoche a Rajoy y Sánchez para pedirles sentarse conjuntamente en una mesa de negociación. Génova ha recordado que la iniciativa les corresponde a ellos, mientras todo el partido cierra filas detrás de Rajoy, debido al veto a este por parte de la formación naranja. Además de esta condición, Rivera ha añadido dos nuevas: echar al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, y al de Interior, Jorge Fernández Díaz. Si el PP mantiene en pie la reforma de la ley electoral, que quieren los emergentes para no ser perjudicados en la adjudicación de escaños, C's tendría que valorar la oferta.

Con el apoyo de C's, el PP necesitaría también el sí de Coalición Canaria y el PNV. Este ha considerado públicamente el desacuerdo con las actuaciones del gobierno del Estado en materia de autogobierno. Pero a escasos meses de las elecciones vascas, la voluntad de frenar a Podemos podría contribuir al acuerdo entre los nacionalistas vascos, populares o socialistas. La secretaria general del PP vasco, Nerea Llanos, se ha ofrecido a hacer de puente entre PNV y el PP después del 26-J, de manera que el contacto se suavice.

Sobre Nueva Canarias, este lunes se especulaba sobre la posibilidad de que el diputado Pedro Quevedo se abstuviera para que el bloque de un hipotético sí de PP, PNV, C's, CC, con 175 escaños, consiguiese superar el 'no' de PSOE, Unidos Podemos, CDC, ERC y EH Bildu (174). Pero Quevedo, que se presenta en coalición con el PSOE a las generales, ya se ha negado en rotundo. "En ningún caso prosperaría una iniciativa como esta, ni por abstención ni por voto a favor, sería una contradicción monumental con lo que hemos defendido estos cuatro años, con los acuerdos que tenemos con el PSOE y con las personas que nos han escogido. Quiero negarlo de lleno", ha asegurado el político canario.

A la tropa del PP se le complica la tarea, mientras anhelan el botín de Moncloa. Y en el PSOE, con las aguas revueltas, no se negarán a hablar con ellos, a pesar de las disidencias entorno a la gran coalición.