Los diarios madrileños están inquietos y molestos por la entrada de Saudi Telecom (STC) en el accionariado de Telefónica. Pensarás: normal, pobres. Ahora resulta que el primer accionista de esta teleco de referencia mundial es una estatal de Arabia Saudí, una monarquía que se pasa los derechos humanos —y todos los demás— por el Arco del Triunfo, gobernada por un príncipe al que acusan de haber encargado asesinatos y de arrebatar la fortuna de las élites que le resisten, etcétera. Queda muy feo tener a los representantes de ese estado y de ese señor sentados en el consejo de administración. También da un poco de miedo. Pues ni tanto. Lo que inquieta a los diarios madrileños es que los saudíes le hayan quitado el pan del cesto a Telefónica en secreto y que la empresa de bandera de España y el Gobierno solo se enteraran dos horas antes de que STC lo hiciera público. José María Álvarez Pallete, el presidente de la teleco española, estaba en California en medio de una reunión con otros ejecutivos del sector. Mucha gente habría pagado por ver la cara de Pallete —y las de los colegas y cofrades presentes.

En el cerebro de los diarios madrileños, Telefónica representa a España tanto o más que la Roja, la selección de fútbol. Les molesta la humillación, quedar fatal, el deprisa y corriendo vámonos a Arabia. Tàriq vuelve a invadir la península. Pallete y Ángel Vilá, su consejero delegado, ya están en Riad para entrevistarse con la cúpula de la empresa saudí a ver qué quieren. Sería el equivalente a las urnas del referéndum del 1 de octubre del 2017 que los aparatos de seguridad y de espionaje españoles no supieron encontrar hasta que la gente las puso en la calle. El Mundo y ABC abren el diario con esta historia y procuran culpar al Gobierno, claro, aunque Telefónica es una compañía privada —al menos formalmente. El tono de ambos diarios es parecido a los de unos padres a quien secuestran a la hija pequeña para casarla con Charles Manson o al hijo mayor para recriarlo en un orfanato dirigido por la hermana de Prigojin. La Razón no abre con la cosa porque su titular dice que inversores y sindicatos dan el visto bueno al desembarque de STC. Si el dinero se alegra, no hay motivo de alarma. El País tampoco lo lleva en grande porque el Gobierno ya ha dicho que "aplicará todos los mecanismos necesarios para proteger los intereses estratégicos de España", etcétera. Solo faltaría. Por lo tanto, si el gobierno se encarga, no hay motivo de alarma.

Estos dos últimos diarios aún dan prioridad al vaivén de Pedro Sánchez para conseguir los votos de Junts a su investidura. Es curioso —y puede que algunos se rían mucho— que el candidato designado por Su Majestad Felipe VI para que se someta a la votación del Congreso, Alberto Núñez Feijóo, haya desaparecido de las portadas o no aparezca como correspondería al pretendiente oficial a la presidencia del gobierno español. Lees los diarios y da la impresión que Feijóo es un político fallido, un candidato zombi. Aunque mueve piernas y brazos para no desaparecer, no se le ve ni se le oye mucho en portada. La sesión de investidura está al caer y las primeras páginas no se preocupan mucho de qué dirá Feijóo ni de los acuerdos que busca para conseguir la mayoría... Su propuesta (y rectificación) de pactar con el PSOE "el encaje territorial" de Catalunya en España para evitar "el chantaje de Puigdemont" no llega a los títulos grandes este jueves. Solo El Periódico le hace caso de verdad. ¿Es señal que los diarios ya dan a Feijóo por amortizado? ¿Son solo estos días en que el prófugo, huido y sedicioso Carles Puigdemont le ha arrebatado los focos?

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