Abren El Periódico y La Vanguardia con un asunto que afecta al bolsillo: muchos ayuntamientos catalanes aumentan impuestos —el de bienes inmuebles, la tasa de recogida de basura, la de terrazas de los bares, etc.— y se quejan de que tienen que hacer frente con esta medida desagradable al aumento, empujado por la inflación, de los importes de las facturas de los proveedores. El Periódico lo enfoca más institucionalmente ("Alcaldes del área de BCN piden revisar la financiación") y La Vanguardia se concentra más en el fenómeno inquietante ("fuertes subidas de impuestos"). Mientras que uno lo toma por una parte más administrativa, el otro te hace llevar las manos a la cartera. Uno te explica qué viene y el otro, qué ha venido.

Es curiosa la coincidencia de ambas portadas porque estos temas suelen dejarse cerrados los viernes —quizás los que nos ocupan se terminaron ayer, aunque parecen los clásicos temas adelantados. Los viernes, en los diarios impresos, suelen ser días muy ajetreados, ya que se preparan esos adelantos para el fin de semana y el lunes. Se produce una coincidencia curiosa: los días en los que se publican más páginas son los días con menos periodistas en las redacciones. Sucede en todo el mundo. En los diarios de Brasil, por ejemplo, al viernes no lo llaman viernes (sexta-feira, en portugués) sino pescoção (colleja), por la cantidad de trabajo que hay. Nada. Una curiosidad.

El Trío de la Bencina sigue con la amnistía como Israel con Gaza: bombardeando a diestro y siniestro. Este lunes, les daría excusa para castigar a Pedro Sánchez, Carles Puigdemont y tutti quanti la manifestación de Vox en Madrid contra la medida de gracia, pero no parecen muy animados. Seguramente les inquieta que los ultras convoquen a más gente que el PP hace una semana. La previsión es que el bombardeo dure más allá de la investidura de Pedro Sánchez: hasta que se apruebe la ley de la amnistía en el Tribunal Constitucional. Paciencia. Es interesante lo que dice —o le hacen decir— el presidente del Cercle d'Economia: que hay que darle unas azotainas y dejar sin amnistía a Carles Puigdemont porque no renuncia a la unilateralidad. Hasta el momento, Jaume Guardiola no había hablado con tal contundencia.

Aquí, en el Quioscos & Pantallas se ha comentado en muchas ocasiones cuál es el principio hermenéutico para entender la versión mediática de la derecha nacionalista española —cabe decir que, de momento, no hay otra o, si existe, sus representantes caben en un taxi. Todo eso de la anti-España, etcétera. Este domingo, El País publicaba un resumen de la conversación entre José María Maravall, un catedrático de Derecho que fue ministro de Educación de Felipe González, e Íñigo Errejón, figura de aquel Podemos ganador y ahora diputado de Sumar vía Más País, su partido. Modera la conversación una columnista de este diario, Pilar Velasco. Una frase de Errejón explica cómo entender este fenómeno del Trío de la Bencina: "la derecha ha teorizado que a la nación le sobra la mitad del pueblo porque no es suficientemente español, habla otras lenguas, tiene ideologías que dicen ellos que son foráneas y por eso cada cierto tiempo proceden a un intento de mutilación, para que el pueblo español encaje bien en el molde estrecho de su idea de nación española". Vale la pena reproducirlo aquí.

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