Es un gran impacto ver la portada de El Punt avui, el único diario de los que aparecen por aquí que no reseña la mayoría absoluta del PP en Andalucía y sí la pérdida de la mayoría absoluta de Macron en Francia. Es sencillo entender por qué el diario no publica en su portada nada de las elecciones regionales andaluzas. Al mismo tiempo, se hace difícil pensar que haciéndolo así informa bien a sus lectores. Claro que cada uno hace la portada que le da la gana —así tiene que ser— y puede proclamar cada día la independencia de papel si quiere. Pero esconder la importancia para Catalunya de lo que ha pasado este domingo en Andalucía no presta un buen servicio. Los lectores se enterarán igualmente y el diario queda como una institución sin sustancia. Naturalmente, no hay que estar de acuerdo con estas razones, pero son buenas razones.

El resto de diarios pueden dividirse en dos tipos. Los que en los resultados electorales de Andalucía ven el principio del fin del Gobierno de coalición entre PSOE-Unidas Podemos, como dice el director de esta Santa Casa en el editorial o Jordi Barbeta en su columna. Así son las portadas del Trío de la Bencina —que no saben qué les pasa de lo contentos con que están— y de Ara. La otra clase de diarios es la que únicamente comenta que el PP ha obtenido la mayoría absoluta, sin leer en los hechos ninguna consecuencia más. Bien, al menos no la dan en portada. Son El País, El Periódico y La Vanguardia. Tampoco parece muy, digamos, informativo. Entre estos figuran todos los que ven con cierta simpatía a los actuales inquilinos de la Moncloa. Bien, quizás no sea simpatía sino que miran bien al actual ejecutivo porque piensan que la alternativa será peor. La Vanguardia todavía se anima a decir que Vox no será decisivo. Es un buen título porque aquí, en Catalunya, era quizás el mayor temor entre los que se interesan por la política y entienden que, a gusto o a disgusto, el hecho de que la derecha neofranquista quede hecha una gaita, ni que esté en Andalucía, es una victoria para todos los demócratas.

Al menos dos consecuencias de las elecciones pasan más desapercibidas a las portadas. Una es la enorme abstención, del 42%. Es un dato terrible porque señala el grado de insatisfacción de una ciudadanía que se ha hartado de los políticos y que no cree que su voto sirva para alguna cosa. La otra es que las izquierdas sumadas no pasan el 37% del voto. Esta cifra, en relación con la abstención, indica que del 42% que se ha quedado en casa, la mayoría son votantes de los partidos de izquierda. La campaña del PP en Andalucía ha ido más a favorecer de dinámica de supresión del voto de izquierda —sobre todo del PSOE, aunque dudes si cae dentro de la izquierda— que a captar voto. El Periódico añade un descriptor del PP en ese sentido y habla del "PP moderado". En Catalunya este calificativo hará reír a muchos, que recordarán la mención de Alberto Núñez Feijóo, el presidente popular, de que existe "apartheid lingüístico" en Catalunya. Pero fuera de Catalunya, estas declaraciones son el estado normal de cosas y, por si acaso, el Partido Popular y sus dirigentes cuando se trata de las cosas de España van a todas y no toman nunca precauciones, paor apropiarse de la frase de Eugeni Xammar.

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