Se hace extraño que ABC publique una fotografía a toda portada de gente con mascarilla el día que la mascarilla deja de ser obligatoria en el exterior. El título es "Últimas horas con las mascarillas en la calle", como si llevarlas puestas fuera alguna cosa para recordar con un deje de tristeza y la primera página del tabloide monárquico quisiera ser el souvenir. La Razón y El Periódico, en cambio, celebran la "despenalización" de la cara como es debido, porque es una buena noticia que casi todo el mundo estaba esperando, a pesar de los aguafiestas que ahora se han puesto a hablar del síndrome de la cara vacía. Quizás lo de ABC es una metáfora cruda, lacaniana y situacionista, del diario de la derecha-derecha, que incluso añora las restricciones impuestas por la pandemia y/o las considera una situación que merece el homenaje de la primera página. Quizás sólo es una gran ironía sobre qué quiere decir hoy día ser conservador en España —o "liberal", como les gusta llamarlo en Madrid: lo oyes decir y te llevas la impresión de que piensan que "liberal" es la manera cuqui de decir ultra o derechista o ultraderechista.

Hablando de "liberales", José María Aznar reaparece en las portadas de La Vanguardia y El Mundo. Se ve que este viernes ha dado una conferencia en el Círculo de Economía en Madrid y ha ungido a Isabel Díaz Ayuso como la política más-más de la derecha y de España, como queriendo decir que ella sí es su heredera y no el actual presidente del PP, Pablo Casado. Aznar también ha avisado a la Conferencia Espiscopal y a la patronal CEOE que les tiene apuntados en su lista de malotes porque se han manifestado tibios o cobardes a la hora de condenar los indultos. Ha dicho que se acordará. Es la típica reacción chulita que todo el mundo conoce del expresidente del Gobierno (1996-2004) y factótum de la derecha dura. Tiene interés que La Vanguardia y El Mundo lo resuciten porque una de las grandes obsesiones de Aznar era mantener a toda la derecha española reunida y activa dentro del PP, única manera de que este partido gane elecciones. Desde el batacazo de Rajoy, el expresidente ha salido a defender este legado sistemática y corleonescamente. Este viernes bendijo a Ayuso y parece que habrá que estar atentos a la pugna por el timón del PP, que con todo eso de los indultos ha olido sangre.

El País es el único que abre con el gran brote de covid-19, originado en las Baleares a causa del descontrol en varias fiestas de estudiantes en habitaciones de hotel, conciertos y excursiones en barco sin suficientes medidas sanitarias. Es destacable que después de tanta protesta y tanta lágrima del sector del ocio nocturno y del turismo, el primer gran incidente de la desescalada los deje tan al desnudo. Los afectados son 2.600 jóvenes de siete comunidades autónomas. Entretanto, las autoridades sanitarias sufren por los ciudadanos de entre 60 y 69 años que sólo han recibido una dosis de Astra-Zeneca. Como los diarios no dicen nada, habrá que esperar que las patronales del ocio y del turismo digan alguna cosa y tomen medidas, cuando menos para que no se echen atrás los gobiernos de los países emisores de turistas que han autorizado esta misma semana los viajes a las Islas —gracias a tanto esfuerzo del personal sanitario y de los ciudadanos, que pagarán las consecuencias, como las que describe Ara en su portada.

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