Es un folletín, un culebrón. Las portadas de este miércoles, al abrir con el nuevo plan legislativo del gobierno  español para aprobar la reforma del Tribunal Constitucional (TC), confirman que están vivas las hostilidades entre el el equipo del TC, el Consejo del Poder Judicial (CGPJ) y los parlamentarios del Partido Popular, contra el Legislativo y el Ejecutivo españoles. Pas mal. Al Govern y al Parlament ya los atropellaron así en el 2017. El Constitucional, con los seis votos de la mayoría conservadora contra los cinco del bloque progresista, al aceptar el recurso de amparo del PP, prohibió al Senado que tramitara la norma en que dos enmiendas sobre el método de renovación del mismo TC se introdujeron en la reforma del Código Penal que deroga el delito de sedición y rebaja la pena por malversación sin ánimo de lucro. Para el PP, el trámite conjunto y por la vía rápida de normas que no tienen relación entre ellas, sin los informes de órganos consultivos ni debate en el pleno, vulnera sus derechos parlamentarios. El trámite parlamentario era legal pero, por alguna razón, el TC interviene para vetar al Senado que curse una ley diseñada justamente para obligar la renovación de jueces del mismo TC con el mandato caducado y que no quieren irse. Esta reforma ya se había aprobado en el Congreso. El presidente del Senado, Ander Gil, ha acatado la orden, pero también ha dejado un mensaje: "La democracia siempre se abre paso". Es decir, continuará.

Es grueso. Es una grieta potente en el Estado de Derecho. En los diarios hay dos grandes maneras y/o actitudes a la hora de explicar la confusión. Ya las sabes. El Trío de la Bencina presenta la operación del PP como una defensa de principios básicos de la democracia (separación de poderes, impere de la ley sobre todo y todo el mundo, independencia judicial, etcétera). Al mismo tiempo, pinta las reformas como un "asalto al Constitucional" (alternativamente, como un "asalto a la justicia") en términos tales que, si cambias "Constitucional" por "mujer", aparece retratado un violador en serie. Este martes, además, la Comisión Europea ha avalado la postura de la mayoría conservadora del Constitucional y sus aliados: en una reforma de peso como esta había que consultar las partes interesadas —Poder Judicial, Consejo de Estado, Fiscalía, etcétera—. De aquí viene que ABC y El Mundo se agarren como monos a la liana del pronunciamiento de Bruselas.

El resto de diarios procuran ponerse de perfil ante el dictamen de la Comisión Europea y subrayan en sus títulos la nueva estrategia del gobierno español para desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional. "El Plan B", dice El País. De la misma manera, podían haber abierto portada diciendo que la Comisión Europea pone pegas a la iniciativa del gobierno español. No es una noticia menor: equivale a un gol encajado por la Moncloa. Uno inesperado. Uno más. En cambio, los diarios más gubernamentales, prefieren silbar y mirar al techo y trompetear que el Gobierno y sus aliados no bajan la bandera y volverán a introducir a las Corts la legislación para desbloquear el Tribunal Constitucional por otras vías. ¿Si fuéramos ingleses o vascos, tan aficionados a apostar sobre casi todo, ¿cuál sería la tendencia? ¿Apostar contra el gobierno o a favor del gobierno? Ve ojeando las portadas una por una y haz tu apuesta.

La Vanguardia
La Vanguardia
El Periódico
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El Punt Avui
El Punt Avui
El País
El País
El Mundo
El Mundo
ABC
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La Razón
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Ahora
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