Este miércoles las portadas añaden nuevas variantes en el modo de presentar los hechos. Las más interpretativas corresponden —cabe decir que por no mucho— al trío de la bencina, que explica la sesión de ayer en el Congreso —los votos de Junts devolvieron la propuesta de ley de amnistía a la comisión de Justicia de la cámara baja— como una derrota de Pedro Sánchez a manos de Carles Puigdemont. Personalizar la acción de las instituciones en quien las encabeza es una técnica narrativa típica del periodismo popular. Piensa en los diarios deportivos, por poner un caso típico y tópico. El Mundo utiliza el verbo "noquear" y deduce un corolario apocalíptico ("acerca la legislatura al colapso"). Un corolario es la consecuencia más o menos inmediata de una proposición demostrada, según el DIEC. En este caso, la proposición demostrada es una simpática metáfora pugilística. Podríamos discutir ahora la calidad de la semejanza entre el "noquear" y la situación real de Sánchez, pero este Quioscos & Pantallas ya ha cubierto la cuota de pedantería. La Razón y ABC prefieren la sencillez directa y espartana del verbo "derrotar". Ambos hacen el mismo título, en un ejercicio más de redacción sincronizada.
Estos tres diarios están de fiesta y han levantado un muñeco de feria con Pedro Sánchez. Un pelele, que es como en castellano llaman a esas figuras humanas de trapos y paja que se cuelgan en los balcones o se mantean, apalean o queman por carnaval. Ya veremos cuánto les dura. En este bloque quizás entraría también El Periódico: "Junts planta a Sánchez con la amnistía". Es menos cáustico que los títulos del trío de la bencina porque habla de Junts, tal vez porque "Puigdemont" es una palabra demasiado larga y no cabía en la línea única del título. El nombre del presidente exiliado sí que sale en el subtítulo, claro.
En cambio, el bloque de diarios que miran al gobierno español y a su mayoría parlamentaria entre la comprensión y el afecto, explican la sesión poniendo el acento en el hecho principal y decisivo: los siete diputados de Junts han votado contra la propuesta de ley y la han devuelto a la comisión para ganar entre quince días y un mes de negociación y dejarla blindada a las maquinaciones judiciales que encabezan los jueces Manuel García-Castellón y Joaquín Aguirre. A El País se le nota indignado y furioso. Dice que Junts "paraliza la amnistía al negarse el PSOE a más cesiones", califica al partido como "la derecha independentista" —en Junts se irritan cuando lo oyen— y lo acusa de rehusar una propuesta "que antes había acordado", como queriendo decir que los juntaires son astutos y malintencionados. El Ara, austero y marítimo, titula así: "Junts encalla la amnistía".
Una versión más considerada con Junts sería, por ejemplo, esta: "El PSOE se enroca y obliga a Junts a votar contra la amnistía". O bien: "Un PSOE cerril aboca a Junts a rechazar la amnistía en el Congreso". Esta narrativa se ve en dos portadas, la de La Vanguardia y la de El Punt Avui, que tratan a los independentistas con menos despecho. El diario gerundense dice: "Junts bloquea la amnistía para seguir negociándola". El diario barcelonés escribe: "Junts frena la ley de amnistía y fuerza una nueva negociación". La Vanguardia engaña, sin embargo, porque en el editorial, propina un garrotazo a Junts al comparar su comportamiento en el Congreso ("demora la amnistía") con el obstruccionismo tozudo de los jueces García-Castellón y Aguirre. Es más dañino que el calificativo "derecha independentista" de El País.
Nadie ha apostado por una variante quizás más partidaria de Junts, que podría redactarse así: "El desacuerdo entre PSOE y Junts impide aprobar la amnistía". Con un afán más prospectivo, se podría decir: "Junts y PSOE tienen quince días más para pactar la amnistía". Como explicación de lo que pasó ayer, estos títulos tienen poca garra y son incompletos, por demasiado ingenuos, cándidos o edulcorados. Daría la impresión que se quiere disimular la confusión parlamentaria de este martes. Nunca se titula a gusto de todos —ni de la verdad.
