La condena de 4,5 años de prisión y 19,5 años de inhabilitación al exconseller de Interior Miquel Buch no aparece en las portadas de los impresos de Madrid (excepto en la de El País, pequeñín) de la misma manera que tampoco está presente el rechazo del Tribunal Supremo a revisar los indultos de Jordi Cuixart y Jordi Sànchez ni la detención de cuatro jugadores de "La Fábrica", la cantera del Real Madrid, por difundir un vídeo sexual con una menor: Uno de los detenidos lo grabó mientras mantenía relaciones consentidas con la chica y lo compartió con los otros tres. Haciendo un poco de demagogia —pero solo un poco—, si los futbolistas hubieran sido del Barça es fácil de imaginar cómo lo habrían tratado los diarios, también los de Barcelona. En fin. Son hechos de los que hay prueba, aunque los diarios no lo expliquen.

En cambio, en el caso de Miquel Buch y de Lluís Escolà —el mosso de escuadra condenado con él— la Audiencia de Barcelona ha aceptado el relato fabricado por la fiscalía y su interpretación, digamos creativa, gracias al testimonio del intendente de los Mossos Toni Rodríguez, que apuntó a Escolà: lo señaló como independentista e hizo ver que las bajas, permisos y vacaciones que el mosso sumó solo tenían sentido si trabajaba de escolta para Puigdemont, etcétera.

La única portada barcelonesa de este viernes que no abre con la condena a Buch y Escolà es la de El Periódico, que lo lleva en un cuadrito pequeño porque consideran más relevante una entrevista con la presidenta del sindicato de la futbolista Jenni Hermoso, donde dice lo que puedes imaginar que dice. La valoración de los temas en esta portada se hace muy extraña. Es lo que tienen de mejor las portadas impresas: que fijan para siempre el resultado de una decisión editorial y por eso se convierten en una ventana abierta a la mente de esta inteligencia colectiva que es un diario. 

También, pero menos, la de La Vanguardia. Con inquietud de negociante, se angustia porque la condena al exconseller añade dificultades a la negociación PSOE-Junts. Es un poco como quejarse porque el señor del asiento de atrás de tu coche te ha manchado la tapicería de sangre después de que le disparen. El Ara lo mata explicando el hecho sin ningún detalle de contexto ni valoración. Algunos dirán que lo hace de manera objetiva y otros que es demasiado administrativo. Lo que es seguro es que, así, el diario no se equivoca. El Punt Avui está en las antípodas de este estilo y titula con su valoración del hecho (la condena): "Venganza sin freno". Al margen de sí de la venganza puede tener freno (o, en este caso, si no puede tenerlo), es un título que interviene de manera diferente en la conversación pública que el del Ara o el de La Vanguardia. Por sus portadas los conoceréis.

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