A más de uno le costará entender la benevolencia con el rey emérito de las autoridades y el establishment (perdón por la redundancia) españoles. Juan Carlos I paga un pastón (678.393,72 euros) en concepto de regularización fiscal —¿reconoce haber cometido delito de hecho?— pero nadie mueve un dedo para arrancar causa contra él. ¿Cuál sería la vida del rey emérito si desde el principio de sus enredos se hubiera actuado con la misma, digamos, sensibilidad mediática, policial y judicial que contra Sandro Rosell, los titiriteros de Madrid, Jordi Pujol, Valtònyc, la panadera quejosa porque la policía no la atendía, Jaime Botín o los presos políticos?

Es sangrante, para quien tenga una sensibilidad más cordial, comparar las portadas de la prensa dinástica con la de El Punt Avui, que abre con la negativa del PSOE a tramitar en el Congreso una ley de aministia para los presos políticos y el gobierno español haciéndose el sueco ante la posibilidad de concederles el indulto.

Los diarios del régimen (o "estado", como más te guste) del 78, en lugar de montar un escándalo —como harían sus colegas británicos por ejemplo— presentan el caso, disimula que disimularás, como una incidencia administrativa intrascendente previa al retorno del emérito del Golfo Pérsico, como quien pasa a recoger el pasaporte. Un pasaporte muy caro. Aun tienen que explicar bien por qué está allí y qué hace y ya nos lo devuelven sin más. Vuelve, a casa vuelve, por Navidad. Mirándolo bien, quizás la publicación del hecho es mucho para esos diarios, que tantas reales historias han barrido bajo la alfombra de sus portadas.

El real fraude, sin embargo, tiene un contexto que es la economía sumergida. Según las estimaciones oficiosas y muy ponderadas que maneja la Agencia Tributaria española, el coste recaudatorio que representa la economía sumergida en España es del 2,36% del PIB, es decir, más de 24.000 millones, casi equivalentes al gasto presupuestado en 2019 en prestaciones por desempleo y sanidad estatales. Y no sabes lo peor. Gestha, el gremio más representativo de técnicos de Hacienda, y la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), que no son dos entidades bolcheviques, hablan de 70.000 millones. En este contexto, es destacable la actitud mansa, indulgente y afectuosa de los diarios con Juan Carlos I.

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