No te esfuerces: no está. Todos los diarios —salvo La Vanguardia y El Punt Avui— han hecho desaparecer de su portada el informe de Amnistía Internacional sobre la sentencia del 1-O. La ONG, que desde 1961 trabaja por la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, Premio Nobel de la Paz 1977, dice que el Tribunal Supremo "amplió excesiva y peligrosamente la interpretación del delito de sedición", "criminalizando actos de protesta legítimos". Así que la sentencia —y las penas que impone— es "desproporcionada", "excesiva", "restrictiva", "imprecisa", "peligrosa". Si esta doctrina jurídica se normaliza, "puede impedir que la ciudadanía participe en protestas pacíficas sin miedo". Encima, añade, hay que liberar "inmediatamente" a los Jordis —Cuixart y Sànchez—, y se compromete a actuar ante el Estado español para que reforme lo que haya que reformar.

No sólo han ignorado el informe en las portadas de papel. El Mundo no publica ninguna noticia de la cosa en su web. El País, La Razón y ABC la dan en la sección Catalunya —todos los que saben algo de digitales saben que las secciones no las ve nadie—. El Periódico ("duro informe", dice) lo ha enterrado en la sección de Política.

Este diario tiene especial delito —en sentido figurado— porque sí publica en portada el apoyo de Trump a la invasión israelí de territorio palestino, una mascarada más que el presidente de los EE.UU. representó ayer, desesperado por distraer la atención de las graves acusaciones de altos funcionarios, uno tras otro, en el proceso de impeachment (destitución) que se le sigue en Washington. El resto de diarios también hace lo imposible por ocultar el informe de Amnistía. La Razón se inventa que el procés pone en riesgo la F1 en Montmeló. El Mundo sigue su serial sobre el testamento de Franco (¡Exclusiva!). Etcétera. ¡Qué lejos quedan aquellos tiempos en que El País publicaba cada semana una columna con el caso de algún preso de conciencia defendido por Amnistía junto a la viñeta del añorado Romeu!

La razón de esconderlo

Tanto afán ocultista no puede provenir de un despiste casual o de un acceso repentino de incompetencia. Es una decisión muy deliberada. No es difícil imaginar el vuelo que habrían dado al informe de Amnistía si sus conclusiones fueran las contrarias.

La razón de esta omisión intencionada tampoco es difícil de adivinar. Esos diarios han sido parte activa —en mayor o menor grado, con ganas o desganas— de la maquinaria de criminalización del independentismo y de la operación de desprestigio de sus líderes y de los ciudadanos que lo respaldan, a los que han despreciado y/o se han burlado de él. Se han difundido, sin comprobarlas, difamaciones, medias verdades, fábulas y confusiones sobre el procés con una actitud lacaya y sumisa, en sincronía con los aparatos del Estado y sin escuchar la otra campana ni al campanero. Que ahora una organización con la autoridad, el prestigio y la influencia —siete millones de socios— de Amnistía Internacional diga lo que dice de la sentencia también les acusa a ellos, al periodismo de Estado, a la fiscalía mediática. En el espejo que Amnistía les ha plantado delante se ven demasiado feos.

Sólo hay que sustituir en el informe la palabra "sentencia" por el nombre de los diarios y todo encaja igual. ¿Cómo van a decir nada del informe en la portada o donde sea? Tendrían que explicar a sus lectores por qué no adoptaron también la misma mirada crítica sobre las fabricaciones de los atestados, la arbitrariedad de las detenciones y las prisiones preventivas, las anomalías en la instrucción, la vista y la sentencia. Lo blanquearon todo sin parar mientes en nada. Se lo tragaron todo sin masticar. Gustosamente.

Con el informe han hecho lo mismo, claro. Ignorarlo y menospreciarlo. Como las decisiones de la ONU, de otras oenegés de derechos humanos y de la justicia alemana, belga, escocesa, suiza. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Oportunamente, ayer, la Audiencia de Sevilla tuvo la bondad de publicar la sentencia del caso de los ERE, una malversación de 679.432.179,09 euros cometida entre 2001 y 2009 por 19 altos cargos de la Junta de Andalucía, entre ellos dos presidentes y siete consejeros. La cifra equivale a 66.000 Seat Ibiza, la mitad de los que se vendieron en 2018, o a 755.000 salarios mínimos. Es muy gordo. Informativamente, ese fraude colosal pasa por delante de lo que tú quieras. Pero tampoco deja muy bien retratados a algunos diarios. ¿Dónde estaban mientras todo eso ocurría? A la panxa del bou, on no hi neva ni hi plou, dirían los chavales a quien Ara ha encargado ilustrar el diario de hoy. Un diario precioso, un estallido de luz.

LV

EPA

EP

ME

EPC

ABC

LR

AHORA