El peor día de Albert Rivera no aparece en las portadas de los diarios de Madrid, salvo La Razón, que siempre se las ingenia para arrimar el ascua a la sardina del PP. Emmanuel Macron, todo un presidente de Francia y esperanza blanca europea, ha hecho pasar a Rivera por mentiroso en público y oficialmente y sólo abren portada con ese asunto los diarios grandes de Barcelona, La Vanguardia y El Periódico. Ara lo presenta en un recorte por debajo de la primera página. En el resto, ni pío. Si el silencio madrileño es un mensaje, una de dos, o bien quieren proteger a Rivera o bien ya lo dan por muerto.
Quizás la prensa madrileña no está para cuentos europeos. A El Mundo, ABC y La Razón, se los llevan los demonios viendo cómo Pedro Sánchez construye poco a poco, a trancas y barrancas, la mayoría para su investidura, que cada vez se parece más a la de la moción de censura. El País, encantado con el curso de las cosas y la desgracia de la derecha, echa sal en la herida con su titular.
La irritación de la derecha impresa tiene que ser doble. Por una parte, Ciudadanos parece que se ha borrado de entrar al juego de la abstención en favor de Pedro Sánchez para favorecer "la estabilidad política", como le pide el establishment español. La cosa ha llegado tan lejos que ABC incluso pide auxilio —¡parad a Sánchez!, viene a decir— a los "barones" socialistas, aquel estado mayor regional del PSOE que antes daba tanto miedo, y se queja de que se les haya comido la lengua el gato.
Por otra parte, Sánchez reúne apoyos entre "separatistas" y "populistas", los partidos que más irritan a la derecha nacionalista española. Es extraño. Hace meses que sus portadas cañonean a la ciudadanía avisándola con alarma de que votar Sánchez es votar indepe y bolivariano. Ahora que su profecía se va cumpliendo, se ponen como motos y se ahogan en ira patriótica. Si ya sabían que pasaría ¿a santo de qué tanta irritación? Es una reacción adolescente. Claro que todo eso lo ha decidido la misma ciudadanía con sus votos pero seguramente lo que les molesta no es que la gente haya decidido. ¿O sí?
