El relato de las portadas de este miércoles es elemental, básico, simple. El Trío de la Bencina (El Mundo, ABC, La Razón) retrata a Pedro Sánchez en el debate sobre la nación como un presidente de gobierno encadenado a Unidas Podemos, un mensaje que quiere hacer sonar en el cerebro de sus lectores que España se ha convertido una especie de república soviética donde el Estado roba dinero de otros para remontar los pésimos augurios electorales y afirmar su radicalismo ideológico. El resto de diarios presenta las medidas contra la crisis económica como un "giro a la izquierda",  frase que en la cabeza de muchos se relaciona más con una dirección postal que con una manera de hacer política. ¿Qué quiere decir "girar la izquierda"? Lo resume El Periódico con cuatro palabras y una coma: "Más ayudas, más impuestos". Sencillo pero gráfico. Lo explica con más cortesía El País, que habla "de impulsar la agenda progresista", un tópico de tertuliano que es la cara zalamera y servicial de lo que La Razón describe, con más acierto y un deje de rabia y hostilidad, como "un discurso contra los poderosos".

En fin. Un discurso contra los poderosos es, justamente, el que deja de buen cuerpo a la ciudadanía, acosada por la inflación, las restricciones y el mal pronóstico que se avista. A tantísima gente, estas disposiciones les dará la impresión de que por fin pagan pecadores por pecadores —y no justos por pecadores. A los diarios de la derecha les costará convencer a los votantes de la perfidia de las medidas concretas del gobierno español: gratuidad de Cercanías/Rodalies, bono de cien euros mensuales para los estudiantes, impuestos en bancos y energéticas... ¿Con qué razones se opondrán? Que el casinete de la bolsa haya reaccionado con un batacazo de casi 3.500 millones menos en juego tampoco es la noticia que hará reaccionar a la gente en contra. Ni la rabieta del presidente de la CEOE, principal patronal española, servirá para contraponer argumento de peso emocional a los planes del gobierno español. Pedro Sánchez no pretende razonar nada. Utiliza un artefacto retórico que activa un mecanismo inserto en el software humano —David contra Goliat, el fuerte contra el débil— para transmitir eficazmente y hacer simpática su causa. Los diarios que le miran bien hacen lo mismo.

Los dos grandes derrotados en las portadas son otras dos causas muy distantes entre sí. Una es la trama patriótica de toga, tricornio, carajillo y faria construida en torno al relato antiterrorista que ha usado el PP, envuelta en quejas, lamentos y ataques personales. El País la despacha cruelmente en un subtítulo: "El PP ignora el debate económico y ataca a Sánchez a cuenta de ETA 11 años después del fin de la violencia". Patapam. Una manera bien elegante de decir que la derecha vive en la luna de Valencia y que no se preocupa de la gente sino de sus manías ideológicas. Todos los diarios han pagado la poca maña y el escaso sentido de la realidad del PP con un silencio atronador en las portadas.

La otra causa derrotada es la de Catalunya, esta pobre, sucia, triste, desdichada patria mía. Derrotada en el Congreso, cuando menos. No ha aparecido para nada en el debate parlamentario y no aparece para nada en las portadas de este martes. Ciertamente, lo que se negocia —reforma del delito de sedición, amnistía, frenar la causa general contra el independentismo, inversiones pendientes...— se negocia fuera de la cámara, porque de la buena o mala fortuna de la carpeta catalana depende la aprobación de los presupuestos generales del Estado donde habrá que instrumentar todos los planes anunciados este martes por Pedro Sánchez. Vuelve la política, vuelve la emoción. Quizás también vuelve el periodismo, a pesar de todos los indas y ferreras de este mundo.

La Vanguardia
La Vanguardia
Ahora
Ara
El Punto Hoy
El Punt Avui
El Periódico
El Periódico
El País
El País
El Mundo
El Mundo
ABC
ABC
La Razón
La Razón