A la hora de presentar los acontecimientos de este lunes, el título de Ara es el mejor resumen y el que más en evidencia deja al Gobierno y al Tribunal Supremo: el día que Pedro Sánchez confirma los indultos, el Consejo Europeo pide liberar a presos, exiliados y, por extensión, a los 3.300 encausados en relación al 1-O. Ayer debió ser un día duro en muchas redacciones, especialmente las del Trío de la Bencina, que si venían indignadas de la performance matinal en el Liceu ("Sánchez claudica", sentencia ABC), por la tarde se han encontrado con que la Asamblea de Parlamentarios del Consejo de Europa añadía sal a la herida al aprobar el informe que pide la libertad de los presos políticos, la retirada de las euroórdenes contra Carles Puigdemont y los exiliados y el fin de la persecución judicial del independentismo. De poco sirve menospreciar la institución ("no es la UE", dicen algunos), y menos aun ignorarla en portada (como hace El País) o aguar la trascendencia al venderlo como "un informe favorable a los indultos". No es precisamenta de indultos el tema del Consejo. No.

El informe es duro y muy específico. Es fácil leer entre líneas, sin interpretar, que considera la sentencia del Supremo política, desproporcionada y basada en un exceso de creatividad procesal y penal; dice que los presos son presos políticos; que se trata de un asunto político que se ha judicializado mal, etcétera... Encima, el informe empareja a España con Turquía. La votación deja todavía menos espacio a la interpretación: 70 votos a favor del informe, 28 en contra, 12 abstenciones.

Es duro para estos tres diarios —y también para El País, La Vanguardia y El Periódico— tener que explicar ahora que, mira, aquel proceso judicial y aquella sentencia que parecían el epítome de la justicia impecable sin vencedores ni vencidos, no ha pasado el examen del Consejo de Europa, la principal organización en defensa de los derechos humanos y del estado de derecho del continente, a la que pertenecen los 47 estados europeos excepto Bielorrusia, donde los derechos humanos son una lengua muerta.

Por eso los títulos tan solemnes y enfáticos con la frase vacía de Pedro Sánchez de "empezar de cero", tan azucarada, en El País y La Vanguardia, o "la apuesta por el diálogo" de El Periódico. En páginas interiores encontrarás columnas y tribunas prospectivas sobre el futuro, pero ningún examen sobre el pasado. Tal vez encontrarás alguno, quién sabe. Tampoco mucho espacio para el informe del Consejo de Europa. Sorprende. ¿Es posible que en esos diarios crean que se puede empezar de cero alguna cosa? ¿La memoria es vana, banal, venal? Difícil. Hacer un diario implica dar a sus ediciones una continuidad informativa que otorgue sentido a los hechos de hoy, que se vinculan a los de ayer y se proyectan en los de mañana. La política —y cualquier otra actividad social— no es una serie de instantáneas desconectadas, de acontecimientos sin relación mutua que tropiezan unos con otros como los autos de choque. Ni el tiempo meteorológico se comporta sin una cierta lógica compleja. Menos aun las personas. En fin. Quizás esos diarios silban y miran al techo porque el Consejo de Europa, que señala sobre todo al Tribunal Supremo, también les señala a ellos, colaboradores en la fabricación y difusión de la narrativa sobre el procés y el 1-O que ha acabado con 3.300 presos, exiliados y encausados, narrativa que ha sido puesta en solfa por la principal organización en defensa de los derechos humanos de Europa. Con poco o mucho entusiasmo, unos por obligación y otros por devoción, los diarios contribuyeron al relato que ahora se deshace en Estrasburgo. Un día difícil en las redacciones, sí.

BOLA EXTRA. El juez del "caso Neurona", Juan José Escalonilla, ha vuelto a cerrar la investigación por administración desleal contra la gerente y el tesorero de Podemos porque la acusación no ha sabido probar nada. Podemos será lo que sea, pero ya es la decimocuarta o decimoquinta causa en su contra que se archiva en los últimos tres años. Queda dicho aquí porque quizá te has hecho un lío de tantas veces como estas causas fake aparecen a las portadas del Trío de la Bencina. Eso: nada, como todas las demás.

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