El CatalanGate ha resucitado en las portadas. No en todas, pero sí en aquellas que interesan. Resucita en las portadas de hoy de El País y El Mundo. El diario de los boomers progres entrevista a Pere Aragonès, al que llama "Presidente de Catalunya" —y esto no es un detallito despreciable, aunque dé la impresión de que sólo quieren hacerle la pelota. Que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, venga a dar explicaciones del espionaje con el software Pegasus a al menos 65 cargos y figuras del independentismo a la consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, en el mismo Palau de la Generalitat, tampoco es banal. Si El País titula la entrevista con la afirmación de Aragonès de que el gobierno español se explicará "en días" no es cualquier cosa. Este diario no ha perdido ni un miligramo de su actitud institucional y cuando conviene ejerce de mensajero del gobierno español. En La Vanguardia entrevistan a Oriol Junqueras y los discursos del líder republicano son casi calcados a los del President: la Moncloa tiene que aclarar el asunto, que debe tener consecuencias —rodar cabezas— si quiere recuperar la confianza de Esquerra en el Congreso de los Diputados y en la mesa de negociación. Respecto al Mundo, es el primer día que hace aparecer el CatalanGate en portada y sólo porque pone en dificultades en el gobierno de Pedro Sánchez. Mañana lo sabremos del todo, pero se puede adelantar un pronóstico: el diario ultra presentará el hecho de que el ministro Bolaños acuda a Palau en domingo como una rendición, una capitulación, una debilidad —España se arrodilla, el inferior humilla al superior, etcétera.

La historia que explica La Vanguardia es que el espionaje coincide con los momentos clave de la negociación del apoyo de ERC a la investidura de Pedro Sánchez. Eso sólo es una parte, porque el asalto a los móviles con el software Pegasus arranca de mucho antes, del 2017, y entre los espiados hay muchos que no negociaban nada. Entre otros figuran algunos de los abogados defensores de los procesados por el 1-O. ¿Qué dice eso de la calidad del Estado de derecho en España? No la deja bueno lugar. El diario de la Diagonal también afirma —sin citar fuentes— que ERC conocía de hacía tiempo la investigación de Citizen Lab, los descubridores del CatalanGate, y sabía que aparecería publicada en The New Yorker y que The Washington Post reprobaría el Estado español por vigilar ilegalmente a sus ciudadanos, que por el hecho de ser indepes no pierden sus derechos y libertades políticos y civiles. En el relato de La Vanguardia todo encaja. El diario habla con la boca pequeña del atropello de los derechos y libertades. De lo que se asusta es de que esa vigilancia ilegal pueda perjudicar la mesa de negociación. Sea como sea, el tema, que el viernes parecía muerto, ha recuperado protagonismo político y se reflejará en las portadas. En las de Barcelona seguramente con más fuerza que en las de Madrid, porque los males de España no quieren ruido, que después llega Bruselas con la lupa. Hablante de las instituciones europeas. ¿A la vista de esta vulneración tan grave de los derechos y libertades de ciudadanos europeos, de disidentes, qué deben pensar del Estado español —de las sedes fuerzas y cuerpos de seguridad, de su justicia y de las sentencias del 1-O— los magistrados Tribunal de Justicia de la Unión Europea que revisan las condenas del Tribunal Supremo español a los líderes del 1-O?

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